Seiscientos millones de pesetas
se reparten el 22 de diciembre en la ciudad. Agraciados y curiosos se
concentran de inmediato en calle Martínez, en torno a la administración nº1 Nuestra
Señora de Fátima.
Poco a poco va conociéndose la
lista de agraciados entre los que destaca el Colegio de Gamarra que regentan
las religiosas Hijas de Jesús, con dos series repartidas entre las alumnas con
participaciones de una o dos pesetas.
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Agraciados por el 'gordo' de Navidad de 1967. Foto: Sur. |
Este hecho lo recordaba la
periodista Gema Martínez, el 19 de agosto de 2012, en el diario Sur diciendo
que “la suerte puede llamar a una puerta y pasar de largo, y hacer las dos
cosas a la vez. Eso ocurrió en la Administración de Loterías Nº 1 de Málaga la
noche antes del sorteo de Navidad de 1967. Esa noche, en aquella administración
que, como hoy, estaba situada en el número tres de la céntrica calle Martínez,
quedaban solo cinco décimos del número 43.758. «Todos los demás se habían
vendido, así que mi madre y los vendedores que quedaban por allí decidieron
quedarse con ellos», dice Mario Espejo, hoy al frente de esa administración.
Según la misma crónica “la decisión estaba tomada cuando alguien
llamó al cierre del establecimiento. Abrieron y un señor preguntó que si
quedaba lotería. Le dijeron que sí, que cinco décimos. Se los llevó. Al día
siguiente Málaga era la protagonista absoluta del sorteo. El Gordo había caído
íntegramente en la capital. El número, ya imaginan: el 43.758”
“Así que en la fotografía que se
tomó el 23 de diciembre del 67 en la Administración Nº 1 de Málaga, en esa
calle Martínez, -sigue narrando Gema Martínez- aparecen algunos de los
agraciados, entre los que no están Carmen Reyes, madre de Mario Espejo, ni
ninguno de los empleados y vendedores que estaban la noche antes dentro del
establecimiento, en manos de la familia desde 1902.
El titular de la citada
administración de loterías, Mario Espejo, estudió Derecho y Administración de
Empresa. Hace más de 20 años que está al frente de esta administración, que
pasó a manos de su familia en 1902, cuando los sorteos se celebraban cada 15
días. Mario Espejo desconoce quién la tuvo antes, pero sí sabe en cambio que
cuando Manuel Reyes, su abuelo, compró la licencia, estaba situada en un
pequeño quiosco en la Acera de La Marina. «Cuando remodelaron la zona pasó a Sancha
de Lara y desde los años 50 estamos en la calle Martínez», afirmó Espejo.