Mastodon Málaga y sus historias: La madre de la emperatriz Eugenia de Montijo y de la duquesa de Alba (I)

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lunes, 3 de mayo de 2021

La madre de la emperatriz Eugenia de Montijo y de la duquesa de Alba (I)

 

María Manuela Kirkpatrick de Closeburn y de Grévignée, condesa consorte de Montijo, ostentó este título nobiliario, entre otros muchos, y la dignidad de grande de España, por su matrimonio con Cipriano Portocarrero. Las dos hijas que tuvo, Francisca y Eugenia, fueron por matrimonio, respectivamente, duquesa de Alba y emperatriz de los franceses.


María Manuela Kirkpatrick.


María Manuela Kirkpatrick nació en Málaga el 24 de febrero de 1794. Fue hija de Guillermo Kirkpatrick y Wilson noble escocés que de joven se había exiliado en España a causa de su catolicismo y su lealtad jacobita, un grupo de ciudadanos que tenía el objetivo de restaurar a Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, y de la malagueña María Francisca de Grévignée y Gallegos, llamada familiarmente Fanny, de origen valón (lgica) y también noble.


Su padre se estableció en Jerez de la Frontera, dedicándose con éxito al comercio de vinos; después pasó a Málaga, donde compaginó sus negocios con el cargo de cónsul de los Estados Unidos, y en esta ciudad se casó tardíamente con la hija de su socio, el barón Henri de Grévignée, un ciudadano de Lieja (Bélgica) establecido en Málaga como comerciante.


Manuela recibió una educación francófila. Durante su adolescencia y juventud viajaba a menudo a París, alojándose en casa de su tía Catalina, hermana de su madre, que estaba casada con el diplomático francés Mathieu de Lesseps. Estos fueron los padres de su primo Ferdinand, once años menor que ella y futuro vizconde de Lesseps, quien por los años 30 se ocuparía de introducirla en las más altas esferas de la sociedad parisina.


Durante una estancia en París en 1816, y en casa de sus tíos, Manuela conoció al español Cipriano de Guzmán, conde de Teba, que al año siguiente se convertiría en su marido. Cipriano era un curtido militar de más de treinta años, diez mayor que ella, tuerto de un ojo y que cojeaba de una pierna. Liberal exaltado, afrancesado y masón, había combatido en el bando francés durante la Guerra de la Independencia, recibiendo heridas que le dejaron las lesiones citadas.


En 1812 acompañó al destierro en Francia al destronado José Bonaparte, y después siguió sirviendo a Napoleón en sus campañas. El 15 de diciembre de 1817 contrajeron matrimonio en Málaga, después de que él hubiera obtenido un indulto del rey Fernando VII que le permitió regresar a España.


Usaba Cipriano por entonces el apellido de Guzmán y el título de conde de Teba, como segundogénito de la casa de Montijo. Pero en 1834, por muerte de su hermano Eugenio, sucedería en los de conde de Montijo y de Miranda, duque de Peñaranda de Duero, marqués de la Algaba, además de otros títulos y tomaría en primer lugar el apellido Portocarrero. Era hijo de la ilustrada María Francisca de Sales Portocarrero de Guzmán y Zúñiga, VI condesa de Montijo, y del teniente general Felipe Antonio de Palafox y Croy, su primer marido, hijo a su vez de los marqueses de Ariza.


El matrimonio se estableció inicialmente en Málaga, y después en Granada, donde nacieron sus dos hijas, María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo, conocida como Paca Alba, que casó con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, duque de Alba. Y María Eugenia de Guzmán, condesa de Teba, Eugenia de Montijo, que fue emperatriz de los franceses por su matrimonio con Napoleón III.


La convivencia conyugal duró menos de quince años. A comienzos de la década de 1830, se descubrió que el conde de Teba estaba implicado en una conspiración liberal contra Fernando VII y fue encarcelado por breve tiempo y después confinado en Granada bajo vigilancia policial. A raíz de ello, Manuela se trasladó con sus hijas a París con la excusa de completar la educación de las niñas.

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