En la entrada anterior se abordó la creación del Archivo Municipal de Málaga en 1489, su organización y los primeros documentos. Durante el siglo XVIII el Archivo tomó una especial relevancia y fue objeto de distintas ordenaciones. En 1788, siguiendo las instrucciones dadas por el Cabildo, los diputados archivistas Joaquín Pizarro e Ildefonso Cruzado, regidores de la ciudad, decidieron buscar sujeto inteligente en letra antigua que procediera a la ordenación del Archivo. Este trabajo de lectura, ordenación y encuadernación de los documentos dio origen a una de las series más relevantes del Archivo Municipal, la Colección de Originales.
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Interior del Archivo Municipal. |
En el siglo XIX las Actas Capitulares son testigos de la preocupación que existía en el Consistorio por el desorden y los inconvenientes que se generaban a la hora de localizar los documentos. Prueba de ello fue el informe presentado por los regidores ante el Cabildo sobre la necesidad de arreglar los papeles, acordándose que se dispusiera todo lo necesario para su organización. Se encargó el trabajo al copista municipal Francisco González Villalobos, quien basándose a su vez en los trabajos previos de ordenación realizados por Pedro Fernández de la Rosa en el siglo XVIII, elaboró entre los años 1828 y 1830 los dos volúmenes del Índice General de las Reales Órdenes. Este trabajo constituye el primer catálogo del Archivo Municipal con documentos emanados de la corona desde 1489 a 1779.
En 1849 el Ayuntamiento se trasladó provisionalmente al edificio San Telmo, donde permaneció durante unos años hasta que en 1860 pasó a calle San Agustín. El Archivo tuvo un gran aumento cuantitativo debido a la creciente burocracia de los procesos administrativos, motivando que los documentos tuvieran que ser trasladados al convento que se encontraba en aquellos momentos ocupado por el ejército, y al ser devuelto el edificio al Obispado, hubo que retirar toda la documentación de las dependencias y buscar un nuevo edificio donde ubicar el Ayuntamiento y su Archivo.
Próxima entrega: La memoria de Málaga (y III)
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