Málaga fue la primera productora nacional de hierro durante un cuarto del siglo XIX, entre los años 30 y 60. En los terrenos que ocupa el actual parque de Huelin y sus alrededores estuvo ubicada la ferrería La Constancia, empresa siderúrgica pionera en la moderna industrialización española. La Constancia, ocupó lugares de honor en los comienzos de la industrialización española colocándose a la cabeza de la producción nacional de hierros.
Altos hornos de La Constancia. |
Conocida también como Ferrería de Heredia, por el apellido de su fundador Manuel Agustín Heredia, figuró a la cabeza de la producción nacional de hierros durante más dos décadas. En 1863 contaba con 5 altos hornos, 22 hornos de afino, 6 de recalentado, 9 trenes de cilindros laminadores, talleres de construcción de máquinas, de fabricación de frascos para el mercurio de Almadén, de calderería y de carpintería.
En el momento de apogeo llegó a emplear más 800 trabajadores. A mediados de los años sesenta la fábrica entró en declive debido fundamentalmente a los elevados costes del combustible, carbón mineral, que le impidieron competir con las empresas siderúrgicas del norte peninsular. Los costes de producción, mucho más elevados que en las fábricas del norte peninsular, hacían imposible la competencia.
La tenacidad de los empresarios por mantener una empresa que no era rentable explica que ésta perdurara hasta 1899, fecha en que fue adquirida por un grupo industrial belga que modernizó sus instalaciones e intentó reflotarla sin éxito.
El revulsivo de la economía malagueña tendrá lugar durante la Gran Guerra, ya que al quedar España neutral, los beligerantes dirigieron hacia ella una gran demanda, al quedar semiparalizados sus aparatos productivos. Los negocios empezaron nuevamente a florecer, la industria siderúrgica se encendía nuevamente, con la creación de los Altos Hornos de Andalucía.
Acabada la contienda, una nueva coyuntura económica se producía en España, eran "los felices años veinte", después de que un régimen político bajo el mando del general Miguel Primo de Rivera viniera a poner orden, tras un periodo de conflictividad obrera.
Se sigue la política proteccionista de la industria con un decreto de 1924, al mismo tiempo comenzaría un periodo de proteccionismo indirecto y de intento de corporativismo. Es desde luego un periodo de crecimiento de la economía malagueña que se verá mermado con la proclamación de la II República, donde se conjugan factores económicos por la incidencia del crack del 29 y los efectos políticos que producen inestabilidad en las inversiones.
Fuente documental: La industrialización malagueña a la altura de 1930: una aproximación. José Velasco Gómez. UMA
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