Mastodon Málaga y sus historias: Casa de las Siete Cabezas
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lunes, 23 de octubre de 2023

La Casa de las Siete Cabezas

 

En la Plaza del Obispo existía en 1639 una casa que pertenecía a doña Sancha de Lara Ugarte y Barrientos. El nombre Casa de las Siete Cabezas se deriva de las siete cabezas talladas en la fachada del edificio. La historia comienza cuando, con el fin de recaudar fondos para el hospital de Santa Catalina de la ciudad de Málaga, se representaba una obra teatral en el Corral de la Caridad que había en lo que hoy se conoce como calle de la Bolsa.


Plaza del Obispo.


En la función participaban los actores Luisa Robles y Francisco Correa. Estaba invitado de forma muy especial el alcalde Pedro de Olavarría y su guapa esposa, Beatriz de MungíaPedro de Olavarría era una persona seria, agresiva y antipática y poco querida por los malagueños; a su esposa se le conocían varias aventuras con hombres de su entorno. Su último escarceo era la que mantenía en secreto con el sobrino de doña Sancha de Lara, Álvaro de Torres y Sandoval.

Cuando el regidor y su esposa entraron al teatro, la función ya había comenzado, por lo que se hubo de interrumpir la representación para que el público saludara al mandatario local, que según el protocolo representaba al rey. Todos saludaron al alcalde, incluso los actores. Sólo una persona no saludó a Pedro de Olavarría, este era el joven sobrino de Sancha de Lara.

Todos se percataron del desaire que hizo el sobrino y el alcalde ordenara a los golillas que apresaran a aquél insolente y lo llevaran a la cárcel. El sobrino de doña Sancha sacó la espada y tras batirse con los golillas saltó al escenario continuando su resistencia. Allí sobre el escenario profirió ofensas hacia el alcalde y su esposa. Finalmente, el joven fue reducido dejando heridos a varios de los agentes.

El alcalde, hombre afamado por su crueldad y alentado por su esposa, celebró aquella noche un juicio sumarísimo en el que se condenaba a morir en la horca a Álvaro Torres.

Doña Sancha alertada por los graves acontecimientos, pidió al alcalde clemencia, pero, al día siguiente, por la mañana, de una reja de la cárcel, que entonces estaba en la actual Plaza de la Constitución, pendía el cuerpo sin vida del joven. Doña Sancha se dirigió a Madrid para ver al rey Felipe IV. El rey conmovido por el relato le dijo: «Señora, si el alcalde ha abusado de los atributos que yo en su día le diere, tendrá castigo en la justa medida a su crimen».

El rey mandó a jueces en secreto para que investigaran el caso y tras comprobar estos la autenticidad de los hechos, se lo hicieron saber al soberano. La justicia intervino rápida, pocos días más tarde se montó un patíbulo también en la Plaza de la Constitución, antes Plaza de las Cuatro Calles y allí ejecutaron a las seis personas que habían intervenido en la muerte del joven sobrino, sólo la esposa del alcalde se libró, dado que huyó y nunca se supo de ella.

Doña Sancha mandó esculpir en piedra la cabeza de su sobrino y la de los seis ejecutados (el corregidor, el juez, el secretario, el alguacil, el escribano, el verdugo y su ayudante). Luego las mandó poner en el soportal de su casa. Por eso a esta casa donde años después se construyo el hotel Cataluña se la llamó La casa de las siete cabezas.

En otros relatos, sin embargo, se recoge que las siete cabezas con las que se conoció popularmente a la residencia de la aristócrata estaban allí esculpidas en mármol unas décadas antes de que consumara esta tragedia y que en realidad representaban a autoridades de la época romana.


Fuente documental: Web Málaga en el Corazón