Mastodon Málaga y sus historias

martes, 30 de septiembre de 2025

La cabeza de un santo contra las plagas

 

En las Efemérides Malagueñas de Díaz Escovar se encuentra noticia de un hecho muy llamativo que dice textualmente «Por Real Pragmática se avisó a Málaga y a otras poblaciones, que sería enviada la cabeza de San Gregorio Ostiense, abogado contra las plagas del campo, a fin de que finalizara la plaga de langosta afligía los campos andaluces».


Basílica de San Gregorio Ostiense en Navarra.


Gregorio Ostiense (también conocido como San Gregorio de Ostia) fue un obispo benedictino del siglo XI, originario de Italia. Fue nombrado cardenal y obispo de Ostia por el papa Benedicto IX, Vivió cinco años en España como legado del papa Juan XVIII.

En el año 1039, fue enviado a Navarra por el rey Sancho III el Mayor para ayudar a combatir una plaga, probablemente de langosta, razón por la cual se le tiene como protector contra plagas, enfermedades del campo y sequías.

San Gregorio Ostiense murió en Logroño el 9 de mayo de 1044. Tras su muerte, cuenta la leyenda que su cuerpo fue transportado milagrosamente por una burra hasta en el alto de Piñalba, en el término de Sorlada, localidad navarra situada en la frontera con Álava y La Rioja, lugar donde debía ser enterrado y donde se le debía dedicar una iglesia. Como el santo era venerado como abogado contra las plagas del campo, contó con amplia veneración a lo largo de las pasadas centurias.

A pesar de que hoy en día pueda parecer un santuario local en tierras navarras, sin apenas peso e importancia, sin embargo este santuario fue entre el siglo XVI y el XVIII el centro socio religioso más importante de Navarra, así como uno de los más activos de toda España gracias a la protección que el santo desplegaba sobre los campos y las cosechas, en una sociedad eminentemente rural.

Eran numerosos los devotos de toda España que mandaban emisarios a Sorlada para recoger el agua bendita con la que regar los campos y librarlos así de las plagas. Igualmente fueron cuantiosas las solicitudes para que el arca con las reliquias del santo, así como su busto relicario, recorriesen diferentes lugares de España, como sucedió en el caso de Málaga.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Gaseosa La Alcazaba

 

La Alcazaba, creada en 1955, logró casi aunar la cantidad de pequeñas fábricas de refrescos que se habían creado en cada uno de los barrios de Málaga. Algunas de ellas con nombres como La Perchelera, La Malagueña, La Pitusa y, sobre todo, aquellas naranjadas que se hacían en las bodegas Niágara, aquel Orange Crush que le daba color a tanto blanco y negro de la época, a tanto arrope incoloro, según señalaba Juan Bautista López Blanco, en el texto que acompaña la foto del archivo de la UMA que se muestra en este texto.


Promoción de La Alcazaba.


En los años 60 la marca acometió una renovación muy importante al situar el producto en la modernidad por medio de la publicidad. Llenó las paredes de las tiendas y bares malagueños de carteles metálicos con su logo, compitiendo con la nueva marea de jarabes de zarzaparrilla que venían, con mucha fuerza, de allende de los mares.

La idea de unir el producto con el televisor y la novedad y el estatus que el aparato daba a los poseedores, le dio un gran resultado en la difusión de la marca y de ventas. Las caperuzas, primero de papel y después de plástico, servían para garantizar el contenido de la botella,

La presentación típica era una botella de 1 litro con tapón mecánico y arandela de goma, una solución hermética muy usada entonces, envases que hoy son piezas de colección.