Pedro Gómez Sancho, distinguido médico,
presidente fundador del Liceo y alcalde constitucional de
Málaga, en cuyo mandato se llevó a cabo el primer
proyecto de canalización del Guadalmedina, representó
también a Málaga en las Cortes, formando
parte de la minoría progresista ta que votó en contra de la mayoría
de edad de Isabel II.
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Calle Pedro Gómez Sancho. |
Nacido en
Alhaurín de la Torre era el primogénito de una familia
acomodada y burguesa, cursó el bachillerato en Málaga,
pasando a Cádiz, donde se doctoró en Medicina y Cirugía.
Regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión como médico de
beneficencia del Sagrario y cirujano del Hospital de la
Caridad. De vocación política, se distinguió por sus ideas
progresistas. Fue elegido en marzo de 1838 síndico primero y regidor
por el distrito del Sagrario; y, en diciembre de 1842 alcalde
constitucional de la ciudad.
Su mandato se
caracterizó por las generalizadas mejoras del municipio. Tras el
pronunciamiento de 1843, la Junta Revolucionaria le aclamó
como presidente, proclamándole candidato a diputado a Cortes,
escaño que ocupó en octubre de 1843. Su oposición a la propuesta
parlamentaria de aceptar la mayoría de edad de Isabel II le
valió la persecución del gobierno, por lo que se ausentó de Madrid
y regresó a Málaga. Allí fue presidente fundador del
Liceo Científico, Literario y Artístico, inaugurado con un
discurso suyo el 8 de enero de 1843. Fue socio corresponsal del
Instituto Médico Español y, entre otras, de las Academias
Médico-Quirúrgicas de Cádiz, Granada y
Barcelona. Fue condecorado con la Cruz de Carlos III y con la
Encomienda de Isabel la Católica.
Compaginó sus
aficiones políticas con las literarias y, entre 1839 y 1840,
colaboró asiduamente en la revista romántica El Guadalhorce,
donde publicaron Espronceda, Estébanez Calderón, Dolores
Gómez de Cádiz y María Mendoza, entre otros.
Representante del costumbrismo romántico, publicó en esta revista
con los anagramas Megz-Ochoa y Smegnz-Ochoa. Su estilo,
ausente de arcaísmos, es llano y sencillo, propenso a juegos
conceptuales, a la ironía y al sarcasmo. Utilizaba estos recursos
para permear en sus escritos su credo liberal y mejorar la sociedad.
Sus artículos
versan sobre temas diversos. Los más abundantes reflejan tipos y
costumbres locales, haciendo llegar hasta nosotros los modos de vivir
de nuestros antepasados. Estos textos, divididos ya desde Zabaleta
en tipos y escenas, son auténticos cuadros de costumbres y con ellos
llegó a crear escuela entre las generaciones posteriores. Algunos de
sus tipos se repitieron incluso en Los españoles pintados por sí
mismos (1843-1844), la biblia del costumbrismo español. En
muchos de ellos se trasluce una mirada irónica muy cercana a Larra.
Estos cuadros de costumbres le valieron a Gómez Sancho su
inclusión en la nómina de los más importantes costumbristas
malagueños y que Salvador González Anaya le dedicara un
capítulo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española,
que versó sobre dicho género. El resto de sus escritos está
formado por artículos históricos, en los que aborda la descripción
de monumentos emblemáticos de su ciudad; de temática puramente
literaria (reseñas, biografías) y de orientación filosófica y
social.
Su entierro fue una
enorme manifestación de duelo a la que asistieron representantes de
todas las clases sociales. Murió a los 43 años.