Mastodon Málaga y sus historias

viernes, 27 de junio de 2025

Pastelería A la Reine Astrid

 

El pastelero José Carmona, un niño de 11 años que se embarcó en la aventura de ser pastelero, comenzó su oficio en un negocio de Antequera. Luego, con 18 años empezó a trabajar para la pastelería A la Reine Astrid en La Nogalera (Torremolinos) regentada por unos belgas, de ahí el nombre del establecimiento que pretendía rendir homenaje a la reina Astrid de Bélgica, conocida como la ‘princesa de las Nieves’ y que abrió sus puertas en los años 60 del siglo pasado, y que fue inaugurada en 1966 por el ministro Manuel Fraga.


Obrador de la pastelería A la Reine Astrid.


Carmona abandonó la pastelería española tradicional y aprendió los entresijos de las recetas belgas y francesas. Entre sus clientes se contaban personalidades como el príncipe Alberto II de Bélgica, que visitaba la pastelería por la conexión con su madre.

Cuando la pastelera belga cerró, José trasladó el negocio a la zona de Las Pirámides donde siguió con el ls actividad 29 años sin perder su esencia. Luego llegaría el traslado a un pequeño local situado en calle La Crónica de la capital malagueña. Tras sus mostradores pasaron muchos deportistas, políticos y famosos .

En marzo de 2020 la pastelería A la Reine Astrid ponía fin a su actividad después 50 años de trabajo elaborando dulces belgas y franceses por la jubilación de sus propietarios. Comercios como la actual Pastelería Marescri en Torremolinos recogen esa tradición pastelera. Según distintas reseñas, continuaron elaborando los pasteles belgas que tenían en las extintas Reina Astrid.


Fuente documental: Amarga despedida de la pastelería Reina Astrid. Clara Romero Cazorla. La Opinión de Málaga, 1 de marzo de 2020


jueves, 26 de junio de 2025

Pedro Gómez Sancho, un alcalde progresista

 

Pedro Gómez Sancho, distinguido médico, presidente fundador del Liceo y alcalde constitucional de laga, en cuyo mandato se llevó a cabo el primer proyecto de canalización del Guadalmedina, representó también a Málaga en las Cortes, formando parte de la minoría progresista ta que votó en contra de la mayoría de edad de Isabel II.


Calle Pedro Gómez Sancho.


Nacido en Alhaurín de la Torre era el primogénito de una familia acomodada y burguesa, cursó el bachillerato en Málaga, pasando a Cádiz, donde se doctoró en Medicina y Cirugía. Regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión como médico de beneficencia del Sagrario y cirujano del Hospital de la Caridad. De vocación política, se distinguió por sus ideas progresistas. Fue elegido en marzo de 1838 síndico primero y regidor por el distrito del Sagrario; y, en diciembre de 1842 alcalde constitucional de la ciudad.

Su mandato se caracterizó por las generalizadas mejoras del municipio. Tras el pronunciamiento de 1843, la Junta Revolucionaria le aclamó como presidente, proclamándole candidato a diputado a Cortes, escaño que ocupó en octubre de 1843. Su oposición a la propuesta parlamentaria de aceptar la mayoría de edad de Isabel II le valió la persecución del gobierno, por lo que se ausentó de Madrid y regresó a Málaga. Allí fue presidente fundador del Liceo Científico, Literario y Artístico, inaugurado con un discurso suyo el 8 de enero de 1843. Fue socio corresponsal del Instituto Médico Español y, entre otras, de las Academias Médico-Quirúrgicas de Cádiz, Granada y Barcelona. Fue condecorado con la Cruz de Carlos III y con la Encomienda de Isabel la Católica.

Compaginó sus aficiones políticas con las literarias y, entre 1839 y 1840, colaboró asiduamente en la revista romántica El Guadalhorce, donde publicaron Espronceda, Estébanez Calderón, Dolores Gómez de Cádiz y María Mendoza, entre otros. Representante del costumbrismo romántico, publicó en esta revista con los anagramas Megz-Ochoa y Smegnz-Ochoa. Su estilo, ausente de arcaísmos, es llano y sencillo, propenso a juegos conceptuales, a la ironía y al sarcasmo. Utilizaba estos recursos para permear en sus escritos su credo liberal y mejorar la sociedad.

Sus artículos versan sobre temas diversos. Los más abundantes reflejan tipos y costumbres locales, haciendo llegar hasta nosotros los modos de vivir de nuestros antepasados. Estos textos, divididos ya desde Zabaleta en tipos y escenas, son auténticos cuadros de costumbres y con ellos llegó a crear escuela entre las generaciones posteriores. Algunos de sus tipos se repitieron incluso en Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844), la biblia del costumbrismo español. En muchos de ellos se trasluce una mirada irónica muy cercana a Larra. Estos cuadros de costumbres le valieron a Gómez Sancho su inclusión en la nómina de los más importantes costumbristas malagueños y que Salvador González Anaya le dedicara un capítulo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, que versó sobre dicho género. El resto de sus escritos está formado por artículos históricos, en los que aborda la descripción de monumentos emblemáticos de su ciudad; de temática puramente literaria (reseñas, biografías) y de orientación filosófica y social.

Su entierro fue una enorme manifestación de duelo a la que asistieron representantes de todas las clases sociales. Murió a los 43 años.