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Vista de la Catedral y el Puerto a finales del siglo XIX. |
El ministro de Obras
Públicas, Alfonso Peña Boeuf,
acude a la ciudad para presidir el comienzo de los trabajos de ensanchamiento
del Muelle Viejo, situado bajo el
paseo de la Farola. Con un calado
bajo agua de 9,40 metros, el muelle tendrá una anchura de 60 metros y una
longitud de 480 en dos alineaciones, para convertirse en uno de los más
importantes del país.
El presidente de la Junta
de Obras del Puerto, Juan Carrasco,
se encarga de tributar el homenaje a su predecesor, Ricardo Gross Orueta, que le dará nombre a la nueva infraestructura.
El paseo original se extendía hacia el interior de lo que
hoy es recinto portuario, formando una gran explanada. En 1935 se autorizó la
permuta entre el Ayuntamiento y la Junta de Obras del Puerto de esos
terrenos, de forma que el primero los cedía a la segunda a cambio de otras
parcelas ganadas al río Guadalmedina.
Así, más de 17.700 metros cuadrados pasaron al puerto y el
municipio se quedó con otros 24.000, con la obligación de urbanizarlos. Este
acuerdo permitió trazar de forma definitiva la actual avenida, concebida como
carretera de cintura del puerto según el proyecto redactado en 1941.
La avenida de Manuel
Agustín Heredia se conformó urbanísticamente entre finales de los 40 y
principios de los 60 del siglo XX.
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