Mastodon Málaga y sus historias: Aprender a emigrar

miércoles, 8 de enero de 2020

Aprender a emigrar

La emigración es uno de los fenómenos sociales más importantes en la España de los años 60 y la provincia de Málaga no le es ajena, como muestran los cursos de preparación de emigrantes que organizaba el Instituto Español de Emigración (IEE), en los que, entre otros temas, se daban  clases de alemán.

Un sacerdote se dirige a los emigrantes antes de su partida. Foto: Sur.
Concretamente, el 9 de mayo de 1964 se publica en el diario Sur la convocatoria de uno de estos cursos, para "proveer 40 plazas de trabajadores que deseen marchar a Alemania". Los requisitos exigidos eran  ser español, mayor de 18 años, no tener cualificación profesional, saber leer y escribir y no padecer enfermedad física ni defecto que le impida ser declarado apto.

Durante veinte días esas personas recibieron enseñanzas en régimen externo. Las clases se impartían tres días a la semana, de seis y cuarto de la tarde a nueve y cuarto de la noche.
El promedio de las demandas mensuales de empleo en el exterior registradas por el IEE en la provincia de Málaga entre 1964-1973 fue de 4.797.

El paro, la falta de oportunidades y la miseria obligaron a miles de malagueños a hacer las maletas y marcharse al extranjero en busca de un mundo mejor. La emigración se presentó como opción para encontrar un empleo en países como Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda e, incluso, en la lejana Australia. Ese éxodo se produjo sobre todo en la década de los años sesenta del siglo pasado. Muchos de esos emigrantes regresaron a Málaga con el paso del tiempo, pero otros echaron raíces en las ciudades que los acogieron.

Francia y Alemania fueron los destinos preferidos de los malagueños que traspasaron las fronteras. El 67 por ciento de esas personas eligieron el país galo como punto en el que trabajar a lo largo de los sesenta. La barrera del idioma y un estilo de vida diferente supusieron las principales trabas que debieron sortear los emigrantes. Su objetivo era atesorar los ahorros suficientes que les permitiesen volver con capacidad para comprar una vivienda y montar un pequeño negocio con el que ganarse el sustento.

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