Mastodon Málaga y sus historias: Rubén Darío y Málaga

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miércoles, 22 de julio de 2020

Rubén Darío y Málaga

El poeta nicaragüense, corresponsal en París del diario "La Nación" de Buenos Aires, y luego cónsul de su país en la capital francesa, Rubén Darío, llega el 9 de diciembre de 1903 para visitar la ciudad, que no le resulta del todo desconocida debido a su amistad con el escritor malagueño Salvador Rueda, de quien terminaría distanciándose después de haberlo exaltado como el referente de la nueva poética en su generación.

Monumento a Rubén Darío en Málaga.
Si se compara la presencia y la huella de Rubén Darío en Málaga con la de otros autores no nacidos en la provincia pero que recalaron en algún momento de su vida en la ciudad, por ejemplo, Vicente Aleixandre o Jorge Guillén, se puede afirmar que fue casi anecdótica.

Rubén Darío, estuvo viviendo durante varios meses en Málaga a finales del año 1903 y comienzos del año 1904. Llegó poco tiempo después de haber sido nombrado cónsul de Nicaragua en París y cuando su vida parecía encauzarse. En esos años, convive con la que fue su gran amor durante muchos años, la española Francisca Sánchez que unos meses antes había sido madre de uno de sus hijos.

Rubén Darío se pone en contacto con su amigo Isaac Arias, cónsul colombiano en la capital andaluza que lo invita a Málaga para pasar las navidades y alargar su estancia unos meses. La pareja se integra en la vida de la capital y por ejemplo asisten a un homenaje dedicado a Torrijos en el aniversario de su fusilamiento.

Desde la capital malagueña hicieron excursiones para visitar otras ciudades como Sevilla, Granada o Córdoba pero volviendo siempre a Málaga. En estos meses de calma y sosiego, Rubén Darío atiende regularmente las crónicas que escribía para el diario “La Nación” y en una de ellas habla elogiosamente de Málaga: “Esta es la dulce Málaga, llamada la Bella, de donde son las famosas pasas, las famosas mujeres y el vino preferido para la consagración. Aquí hay luz, montes apacibles, el Mediterráneo, barcas pescadoras…”

Además de esta crónica, existe alguna que otra huella del paso y la
influencia que en Rubén Darío dejaron esos meses de estancia en Málaga. Por
ejemplo, cita Málaga en uno de sus poemas, el titulado “Pórtico”.

También es de destacar su influencia, como padre del Modernismo, en los poetas de
la época. En concreto en Málaga, a su influencia en Salvador Rueda, con el que sostuvo una relación de amistad aunque, como ya se ha reseñado, con el tiempo se
distanciaran cuando Rubén Darío se alejase de dicha corriente buscando nuevos temas y caminos en sus poemas.

De la estancia del poeta en Málaga quedan una calle con su nombre, que está situada cerca del Hospital Carlos Haya; y un busto, obra del escultor José Planes en 1968 y que está situado en el parque, cerca de la Plaza del General Torrijos.

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