Mastodon Málaga y sus historias: La fábrica de estuches

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martes, 4 de octubre de 2022

La fábrica de estuches

 

En uno de los laterales del Llano de la Trinidad estuvo la fábrica de estuches San Andrés, perteneciente al gibraltareño Federico Vilches. Creada en 1875 en la calle de Canales, se trasladó posteriormente a la Colonia de Santa Inés y al Llano de Doña Trinidad. Esta fábrica se dedicaba a la elaboración de cajas y estuches de madera y cartón para el envasado de los más diversos productos, generalmente destinados a la exportación.


Fábrica de Estuches.


A principios del siglo XX empleaba a más de trescientos trabajadores, en su mayoría mujeres especializadas en la preparación artesanal de envases. Julián Sesmero narró que el propietario trajo expertas inglesas para que adiestraran a sus empleadas en la producción de estuches de lujo para joyería.

La mayoría de las mujeres especializadas en la fabricación artesanal de los envases eran las responsables, en buena parte, de los buenos resultados de la producción de San Andrés, ya que de sus talleres salían más de cuarenta millones de envases, cajas y estuches al año. Los premios y reconocimientos tampoco tardaron el llegar. Los productos de la factoría de Vilches recibieron premios en las exposiciones de París (1889), Barcelona (1892) y cuantas se celebraron en Málaga (1887, 1880, 1892 y 1895).

En poco tiempo llegó a ser la primera de su clase en España y sus exportaciones se distribuían por la geografía española y por Estados Unidos. De sus más de mil metros cuadrados de fábrica, dividida en una docena de secciones como Sierras, Carpintería, Herraje, Forros o Imprenta, salían miles de estuches de lujo que posteriormente se utilizaban para dar abrigo y lustre a los objetos más variados, desde joyería a confitería pasando por productos de farmacia o perfumería. Tener en aquella época un estuche 'made in' la fábrica de San Andrés era garantía de distinción.

El valor de la fábrica San Andrés iba más allá del delicado resultado final, ya que tras sus muros se cumplía con todo el proceso de producción, desde que por sus puertas entraba el tronco de un arbusto, con la tosquedad natural de su corte hasta que el estuche estaba listo para vender, aunque no es lo mismo la fabricación de un estuche para un collar de gran valor, que confeccionar el que se precisa para encerrar un frasco de cristal para muestra.

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