Mastodon Málaga y sus historias: Las ‘locas’ malagueñas

lunes, 24 de octubre de 2022

Las ‘locas’ malagueñas

 

Todo el que visita Málaga sabe que es una obligación probar los espetos, el ajoblanco o la berza malagueña. Platos típicos y muy identificativos de esta tierra, aunque no son los únicos. Las 'locas' también son una seña de identidad de la provincia de Málaga pero casi desconocidas más allá de sus fronteras. Consisten en dos capas de hojaldre rellenas de crema pastelera y un glaseado de naranja rematado con media guinda.


Torta loca malagueña.


Un dulce caracterizado por su sencillez en una época marcada por el hambre. Se originó en los años cincuenta, fruto de la colaboración entre una mujer pastelera y un exfutbolista del Málaga. Añadir, de manera anecdótica, que su nombre procede de la canción 'A lo loco, a lo loco' , un tema desenfadado muy escuchado en aquellos años.

En los tiempos del hambre una mujer llamada Ángeles decidió convertir la sencilla cocina de su casa situada en la pedanía del Camino de los Almendrales en un pequeño obrador en el que, con harina de estraperlo, elaboraba bollos y freía rosquillas y borrachuelos para posteriormente venderlas en las lecherías y en los antiguos despachos de pan que había en los barrios más clásicos de Málaga. El niño José Ruiz acompañaba a su madre en esa labor y con los años fue aprendiendo el oficio.

Pasa el tiempo y gracias al esfuerzo de la familia, lo que al principio comenzó como un salvavidas acaba siendo un obrador reconocido, el de la familia Tejeros. En los barrios de la Victoria y Capuchinos comienza a oler muy bien y de los hornos de leña y los peroles salen torrijas, bizcochos y pestiños.

Es entonces cuando aparece en escena Eduardo Rubio, jugador del Club Deportivo Málaga, que conoce al matrimonio formado por Mari Tejeros y Pepe Ruiz con los que se propone conseguir el objetivo de elevar el nivel y la calidad de los dulces que los malagueños degustaban.

Es cuando se crea un pastel distinto. Dos discos de hojaldre, una crema pastelera y un glaseado naranja por encima coronado con media guinda son los elementos con los que se crea la torta loca. Todo sencillo y barato, incluido el glaseado que aunque parezca lo contrario, no era yema de huevo sino un glaseado de azúcar que resultaba mucho más barato.

A finales de los años setenta en Málaga este dulce triunfa. El citado matrimonio de trabajadores consigue con el tiempo aglutinar a buen grupo de pasteleros jóvenes a los que forman para convertirse en profesionales de primer nivel y es en la victoriana calle Tejeros en la que desarrollan gran parte del proyecto que hoy es el Obrador de Confitería Tejeros. Llegan nuevos productos y materias primas de toda Europa y comienzan a salir nuevos dulces a las calles de Málaga.

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