Mastodon Málaga y sus historias: Los fastos en homenaje a Carlos IV

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lunes, 25 de marzo de 2024

Los fastos en homenaje a Carlos IV

 

El 18 de mayo de 1789 para celebrar en Málaga la proclamación del rey Carlos IV, los Matriculados de Mar, un conjunto hombres de mar que se inscribían en listas de forma voluntaria para tener un medio de vida y salir así de la marginación, protagonizaron distintos actos lúdicos como correr gansos y simulacros de combates entre Galeotas de moros y Barcas de cristianos.


Plano del puerto de Málaga con la formación de galeotas de moros y cristianos.


El "correr gansos" consistía en que una serie de lanchas corriesen tras los gansos alrededor de una fragata que, situada entre dos muelles, delimitaba la pista de la carrera. En el intermedio se ejecutaren tres bailes y después salía la comparsa hacia el convento del Carmen, donde desfilaba un carro que se quería parecer a un navío de 70 cañones, tirado por cuatro leones y escoltado por una lucida mascarada de indios bravos, seguidos de los moros cautivos» y de los cristianos vencedores.

En este caso, la inauguración oficial de entronización de Carlos IV tuvo lugar el 16 de mayo, día en el que fue levantado solemnemente el Pendón en el patio de la Alhóndiga. Se iniciaron así no pocas actuaciones lúdicas en la que estaba llamada a participar una población como la malagueña tan aficionada siempre a la fiesta.

En la procesión que tuvo lugar intervinieron todas las representaciones civiles, militares y eclesiásticas, además de los ciudadanos a los que se arrojaron, a modo de dádiva generosa, dos mil monedas de plata de dos reales y medio con la efigie del rey y las armas de la ciudad. Igualmente se acuñaron más de quinientas de oro para repartir entre las autoridades y dignidades locales

En los días sucesivos se fueron celebrando los actos lúdicos y festivos programados en honor del nuevo rey. Entre ellos hay que mencionar las procesiones organizadas por los gremios de la ciudad (en las que cada uno pugnaba por destacar sobre los demás) que, como los de albañiles, carpinteros y cerrajeros portaban al inicio de la comitiva en una carroza el retrato del nuevo monarca, retrato que fue donado después a la Iglesia Catedral. El de alfareros se comprometió a la iluminación de varias calles y el de tejeros organizó «una Guerrilla de Moros y Christianos en las dos Plazuelas de la Victoria y la Merced». El de confiteros, por su parte, repartió «una gran porción de pan a los pobres», además de desfiles de granaderos, comparsas, máscaras y carros triunfales que se fueron sucediendo en las jornadas siguientes.

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