Para el cobro del "impuesto sobre consumos" se instalaban a la entrada de las ciudades unas oficinas que eran conocidas popularmente como las oficinas del Fielato, aunque convertido por algunos malagueños en «filato». Creadas en el el siglo XVI para recaudar tasas por productos como frutas, verduras, leche o cal, operaban como aduanas locales. También supervisaban la calidad o presencia de plagas. Estuvieron en funcionamiento hasta mediados del siglo XX.
Oficina para el pago del fielato en El Palo (Arenas 1958).
En los distintos accesos a la ciudad de Málaga existían oficinas del fielato, como en la Carretera de Campanillas, Fuente Olletas o El Palo. Al pasar por el fielato, el encargado de la oficina detenía el vehículo y preguntaba a los transportistas si tenían algo que declarar. Funcionaban desde el amanecer hasta el anochecer, según lo dispuesto en las ordenanzas municipales. Las casetas originales que albergaban estas instalaciones ya no existen, aunque hoy en día puede encontrarse alguna adaptada para otros usos.
Parece que los arbitrios municipales en España, tuvieron su origen en las antiguas alcabalas árabes, y que los fielatos, consumos o casetas de arbitrios, que existían en las carreteras, a la entrada de los pueblos y ciudades, sustituyeron, en cierto modo, aquellos puestos de policía situados anteriormente en los mismos lugares.
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