El 21 de noviembre de 1941 nace en Fuengirola Julio Anguita González. El futuro dirigente comunista se trasladará con su familia a Córdoba a la edad de cinco años. Miembro de una familia de militares, se alejó de la tradición familiar al realizar estudios de Magisterio y, posteriormente, licenciarse en Historia en la Universidad de Barcelona. Maestro de profesión, en 1972 se afilió al entonces clandestino Partido Comunista de España (PCE) y en 1977 accedió al Comité Central del partido en Andalucía.
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Julio Anguita. |
A lo largo de su carrera política ostentó distintos puestos. fue alcalde de Córdoba entre 1979 y 1986, época en la que los medios de comunicación le dieron el apodo de Califa Rojo, secretario general del PCE y coordinador general de Izquierda Unida (IU).
Bajo su dirección, la coalición IU alcanzó sus mayores éxitos electorales, superando ampliamente los dos millones de votos en las generales de 1993 y 1996, alcanzando en este último año más de un 10 por ciento de los votos y 21 diputados.
Su periodo al frente de Izquierda Unida se distinguió por la exigencia de concretar acuerdos programáticos y el rechazo a la corrupción. Tras su marcha IU inició una fase de declive que, de la mano de Francisco Frutos primero y Gaspar Llamazares después, le llevó a conseguir tan solo dos diputados en las elecciones generales de 2008.
Separado de la política activa por una afección cardíaca, Julio Anguita continuó participando en diferentes actos para lograr los objetivos ideológicos de izquierdas, entre los que se encuentra un Estado republicano. Formaba parte del Colectivo Prometeo y del Frente Cívico Somos Mayoría, del cual fue fundador. Falleció en Córdoba, a los 78 años, el 16 de mayo de 2020.
Anguita había grabado su último vídeo el día 4 de mayo, pocos días antes de su muerte en el que daba a conocer un manifiesto sobre la pandemia. Pedía “organizar colegiadamente el combate político-cultural y la entente programática” para “impedir que quienes se consideran dueños de un poder sempiterno reconstruyan la realidad a su imagen y semejanza”. Era el Anguita de siempre, el que apelaba a plasmar por escrito un programa que una vez aprobado sería ley.