En Málaga queda un fuerte recuerdo de este obispo que se
caracterizó durante su episcopado por denunciar las injusticias y defender a
los que menos tenían. Antes de regresar a España en la segunda mitad de los
sesenta debido una enfermedad de columna vertebral, había estado una década en
Chile y Argentina, donde ingresó como postulante en el convento trapense de
Azul.
Monseñor Ramón Buxarrais, que fue designado obispo emérito
de Málaga, volvió a la ciudad el 13 de septiembre de 2017 tras sufrir un severo
infarto de miocardio que le obligó a retirarse de todas sus actividades y pasar
a convalecer en la Residencia del Buen Samaritano, para regresar de nuevo a
Melilla donde a sus 88 años sigue ejerciendo de capellán en el Centro Asistencial
de Melilla (antigua Gota de Leche).
