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jueves, 2 de mayo de 2024

El transporte urbano

 

Trenes, tranvías y automóviles irrumpen con fuerza a principios del siglo XX en la lucha por la hegemonía en el transporte frente a los llamados vehículos de sangre, de tracción animal, que sin embargo perduran aún durante bastantes años. El día 17 de mayo de 1901 se inicia la aplicación de la Real Orden que obliga a los ayuntamientos a cambiar la tracción de sangre de los tranvías por la tracción eléctrica.


Tranvía que circulaba por Málaga.


La medida, que significa un fuerte avance en la modernización del transporte, supone paralelamente un fuerte revés para un sistema que se venía aplicando desde que en 1881 entró en servicio el primer tranvía tirado por bestias en Málaga.

Los vetustos vehículos que caracterizaron el siglo XIX -bateas, carros y carromatos- perduraron en Málaga hasta los años 50 del siglo pasado. La actividad de la ciudad giraba en torno a estos medios de transporte: las carrozas fúnebres, los carros de recogida de basura, de transporte y de reparto o los estilizados coches de paseo poblaron las calles hasta que, poco a poco, van siendo sustituidos por los vehículos de motor.

La tracción eléctrica impuesta en 1901 para los tranvías convierte este transporte público en el más popular y supone el inicio de la implantación del cable aéreo en las líneas Estación-Caleta y Caleta-Palo, así como Baños de Apolo y Estrella. La electrificación provocó la aparición de nuevos proyectos y de nuevas concesiones, entre las que destaca la otorgada en 1898 a favor de S.A. Tramways de Málaga, con sede en Bruselas. En 1922 aparece la Transports et Force Motrice en Espagne, Scté. Annme, y un año después la Sociedad Malagueña de Tranvías.

Tras la Guerra Civil, este modo de transporte empieza a tener problemas y las quejas de los usuarios. La Sociedad Malagueña de Tranvías reconoce las deficiencias, de las que culpa a la arbitrariedad del Ayuntamiento en las concesiones realizadas en 1931 y a los propios empleados del servicio «que lo colectivizaron durante el periodo rojo en Málaga, en el cual solamente se le hizo al material dar el máximo rendimiento sin atender a su conservación». La nota de la Sociedad deja ver asimismo los problemas existentes para encontrar carriles que permitieran mejorar las líneas.

Finalmente, este servicio urbano será explotado por el Ayuntamiento a partir del 1 de diciembre de 1949. En un comunicado se explica a la ciudad que lo asume ante la falta de medios de la Sociedad Malagueña de Tranvías para mantenerlo. Los últimos días del año entran en funcionamiento 14 nuevos autobuses para mejorar el transporte público.

Por otro lado, la aparición de los primeros coches en Málaga se remonta a 1907, año en el que siete coches de las marcas Packard y Oldsmobile se matriculan en la provincia. No obstante, el desarrollo no fue total hasta finales de los sesenta, con el popular seiscientos. Una evolución lenta, con una media de 22 coches matriculados en los 13 primeros años, hasta que en 1920 el número de matriculas se multiplican hasta 256 y en 1923, hasta 643. En 1925 se habían matriculado ya en la provincia 2.304 coches, liderando el mercado malagueños las marcas Willys-King, Citroën y Ford.

martes, 23 de octubre de 2018

El primer coche

Un Oldsmobile, propiedad de Francisco Merino García, fue el primer coche registrado en Málaga en 1907, año en el que se matricularon 6 vehículos más. A partir de esa fecha el número se incrementa lentamente. En cinco años se alcanza la cifra de 62 vehículos registrados, un parque automovilístico creciente en la ciudad mientras las empresas más importantes se consolidan en el mundo.

En 1901 la marca alemana de automóviles Gottlieb Daimler presentó su primer Mercedes, y en 1904, concretamente el 4 de mayo, se funda la emblemática Rolls-Royce, resultado de la asociación entre Charles Rolls y Henry Royce.


Modelo American LaFrance Simplex Speesdter. Foto: ABC.

El pionero Francisco Merino García, propietario de un taller mecánico y vendedor de bicicletas, se convierte de inmediato en el primer representante de marcas importantes: inicialmente de los de Dion-Bouton, además de atender las reparaciones de los Mitchell y de representar los neumáticos Michelín.

Según contaba el periodista Ángel Escalera, el domingo 13 de junio de 2010, en las páginas del diario Sur, el negocio de Merino García, creado en 1895, luego luego fue regentado por sus hijos Luis y Salvador Merino Merino, se mantuvo abierto hasta los años ochenta. Estaba situado en la calle Duquesa de Parcent, esquina a Somera. En un principio, fue un taller de metales, luego se convirtió en un autogaraje y centro de reparación de vehículos y en los años cincuenta se llamó Talleres Merino.

Según la crónica de Escalera, el ex alcalde de Málaga Luis Merino Bayona, nieto del hombre que matriculó el primer coche en Málaga, definía a su abuelo como «un precursor y un innovador. Fue una persona adelantada a su tiempo. Aprendió a conducir por su cuenta. Nadie le enseñó, entre otras cosas porque entonces no había examen de conducir ni nada», recuerdaba Luis Merino. Que añade que su abuelo fue el primero que trajo a Málaga un coche de bomberos, un vehículo de ruedas macizas que adquirió el Ayuntamiento.

En esos años, disponer de un coche era algo exótico, una rareza que llamaba la atención a los malagueños. Apenas había carreteras. Los escasos vehículos que circulaban lo hacían por carriles terrizos. Era tal el polvo que levantaban los automóviles, la mayoría descapotables, que los conductores debían ponerse unas gafas especiales para protegerse los ojos, llevar batas para no mancharse la ropa y unas gorras para que el viento no los despeinase. Los trayectos se hacían eternos por el mal estado de las vías y por la escasa velocidad que se cogía.

En la citada crónica del diario Sur se añade que en esos tiempos, los perros eran enemigos declarados de los automovilistas. Los canes se lanzaban a morder las ruedas y trataban de subir a los coches para atacar a quienes los guiaban. Para ahuyentarlos, los conductores empleaban una especie de pistola de fogueo, cuyo ruido alejaba a los aguerridos animales. Igualmente, se hacían sonar unas bocinas en forma de pera que también surtían el efecto de espantar a los perros.

Francisco Merino García no sólo representaba a varias marcas automovilísticas en Málaga, sino que ejercía esa labor por el resto de provincias andaluzas. En ocasiones, en vez de cobrar la venta de un coche en dinero, lo hacía en mercancías. Vehículos a cambio de jamones, por ejemplo. El precursor de los automóviles en Málaga padeció las consecuencias trágicas que a veces representa la conducción. Su hijo mayor murió en un accidente sufrido con un coche deportivo en las inmediaciones del pantano del Agujero.

 El parque automovilístico de Málaga lo formaban a finales de 2016 un total de 1.121.864 vehículos.