En
1901 la marca alemana de automóviles Gottlieb Daimler presentó su
primer Mercedes, y en 1904, concretamente el 4 de mayo, se funda la
emblemática Rolls-Royce, resultado de la asociación entre Charles
Rolls y Henry Royce.
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Modelo American LaFrance Simplex Speesdter. Foto: ABC. |
El
pionero Francisco Merino García, propietario de un taller mecánico
y vendedor de bicicletas, se convierte de inmediato en el primer
representante de marcas importantes: inicialmente de los de
Dion-Bouton, además de atender las reparaciones de los Mitchell y de
representar los neumáticos Michelín.
Según
contaba el periodista Ángel Escalera, el domingo 13 de junio de
2010, en las páginas del diario Sur, el negocio de Merino García,
creado en 1895, luego luego fue regentado por sus hijos Luis y
Salvador Merino Merino, se mantuvo abierto hasta los años ochenta.
Estaba situado en la calle Duquesa de Parcent, esquina a Somera. En
un principio, fue un taller de metales, luego se convirtió en un
autogaraje y centro de reparación de vehículos y en los años
cincuenta se llamó Talleres Merino.
Según
la crónica de Escalera, el ex alcalde de Málaga Luis Merino Bayona,
nieto del hombre que matriculó el primer coche en Málaga, definía a
su abuelo como «un precursor y un innovador. Fue una persona
adelantada a su tiempo. Aprendió a conducir por su cuenta. Nadie le
enseñó, entre otras cosas porque entonces no había examen de
conducir ni nada», recuerdaba Luis Merino. Que añade que su abuelo
fue el primero que trajo a Málaga un coche de bomberos, un vehículo
de ruedas macizas que adquirió el Ayuntamiento.
En
esos años, disponer de un coche era algo exótico, una rareza que
llamaba la atención a los malagueños. Apenas había carreteras. Los
escasos vehículos que circulaban lo hacían por carriles terrizos.
Era tal el polvo que levantaban los automóviles, la mayoría
descapotables, que los conductores debían ponerse unas gafas
especiales para protegerse los ojos, llevar batas para no mancharse
la ropa y unas gorras para que el viento no los despeinase. Los
trayectos se hacían eternos por el mal estado de las vías y por la
escasa velocidad que se cogía.
En
la citada crónica del diario Sur se añade que en esos tiempos, los
perros eran enemigos declarados de los automovilistas. Los canes se
lanzaban a morder las ruedas y trataban de subir a los coches para
atacar a quienes los guiaban. Para ahuyentarlos, los conductores
empleaban una especie de pistola de fogueo, cuyo ruido alejaba a los
aguerridos animales. Igualmente, se hacían sonar unas bocinas en
forma de pera que también surtían el efecto de espantar a los
perros.
Francisco
Merino García no sólo representaba a varias marcas automovilísticas
en Málaga, sino que ejercía esa labor por el resto de provincias
andaluzas. En ocasiones, en vez de cobrar la venta de un coche en
dinero, lo hacía en mercancías. Vehículos a cambio de jamones, por
ejemplo. El precursor de los automóviles en Málaga padeció las
consecuencias trágicas que a veces representa la conducción. Su
hijo mayor murió en un accidente sufrido con un coche deportivo en
las inmediaciones del pantano del Agujero.
El
parque automovilístico de Málaga lo formaban a finales de 2016 un
total de 1.121.864 vehículos.