Mastodon Málaga y sus historias: El primer coche

martes, 23 de octubre de 2018

El primer coche

Un Oldsmobile, propiedad de Francisco Merino García, fue el primer coche registrado en Málaga en 1907, año en el que se matricularon 6 vehículos más. A partir de esa fecha el número se incrementa lentamente. En cinco años se alcanza la cifra de 62 vehículos registrados, un parque automovilístico creciente en la ciudad mientras las empresas más importantes se consolidan en el mundo.

En 1901 la marca alemana de automóviles Gottlieb Daimler presentó su primer Mercedes, y en 1904, concretamente el 4 de mayo, se funda la emblemática Rolls-Royce, resultado de la asociación entre Charles Rolls y Henry Royce.


Modelo American LaFrance Simplex Speesdter. Foto: ABC.

El pionero Francisco Merino García, propietario de un taller mecánico y vendedor de bicicletas, se convierte de inmediato en el primer representante de marcas importantes: inicialmente de los de Dion-Bouton, además de atender las reparaciones de los Mitchell y de representar los neumáticos Michelín.

Según contaba el periodista Ángel Escalera, el domingo 13 de junio de 2010, en las páginas del diario Sur, el negocio de Merino García, creado en 1895, luego luego fue regentado por sus hijos Luis y Salvador Merino Merino, se mantuvo abierto hasta los años ochenta. Estaba situado en la calle Duquesa de Parcent, esquina a Somera. En un principio, fue un taller de metales, luego se convirtió en un autogaraje y centro de reparación de vehículos y en los años cincuenta se llamó Talleres Merino.

Según la crónica de Escalera, el ex alcalde de Málaga Luis Merino Bayona, nieto del hombre que matriculó el primer coche en Málaga, definía a su abuelo como «un precursor y un innovador. Fue una persona adelantada a su tiempo. Aprendió a conducir por su cuenta. Nadie le enseñó, entre otras cosas porque entonces no había examen de conducir ni nada», recuerdaba Luis Merino. Que añade que su abuelo fue el primero que trajo a Málaga un coche de bomberos, un vehículo de ruedas macizas que adquirió el Ayuntamiento.

En esos años, disponer de un coche era algo exótico, una rareza que llamaba la atención a los malagueños. Apenas había carreteras. Los escasos vehículos que circulaban lo hacían por carriles terrizos. Era tal el polvo que levantaban los automóviles, la mayoría descapotables, que los conductores debían ponerse unas gafas especiales para protegerse los ojos, llevar batas para no mancharse la ropa y unas gorras para que el viento no los despeinase. Los trayectos se hacían eternos por el mal estado de las vías y por la escasa velocidad que se cogía.

En la citada crónica del diario Sur se añade que en esos tiempos, los perros eran enemigos declarados de los automovilistas. Los canes se lanzaban a morder las ruedas y trataban de subir a los coches para atacar a quienes los guiaban. Para ahuyentarlos, los conductores empleaban una especie de pistola de fogueo, cuyo ruido alejaba a los aguerridos animales. Igualmente, se hacían sonar unas bocinas en forma de pera que también surtían el efecto de espantar a los perros.

Francisco Merino García no sólo representaba a varias marcas automovilísticas en Málaga, sino que ejercía esa labor por el resto de provincias andaluzas. En ocasiones, en vez de cobrar la venta de un coche en dinero, lo hacía en mercancías. Vehículos a cambio de jamones, por ejemplo. El precursor de los automóviles en Málaga padeció las consecuencias trágicas que a veces representa la conducción. Su hijo mayor murió en un accidente sufrido con un coche deportivo en las inmediaciones del pantano del Agujero.

 El parque automovilístico de Málaga lo formaban a finales de 2016 un total de 1.121.864 vehículos.