En
Madrid estudia Filosofía,
asistiendo, durante los años 1924-27, a las clases de Ortega
y Gasset,
de García
Morente,
de Julián
Besteiro y
de Xavier
Zubiri,
integrándose en los movimientos estudiantiles y colaborando, a
partir de 1928 en distintos periódicos.
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María Zambrano. Foto: Fundación María Zambrano. |
Trabajó
como profesora en la Universidad
de Madrid.
Contrae matrimonio en 1936 con Alfonso
Rodríguez Aldave,
secretario de Embajada de España en Santiago
de Chile.
Tras la Guerra
Civil española
se exilió en México donde enseña
filosofía en la Casa
de España y
fue profesora de la Universidad
de Morelia,
después viaja a La
Habana (Cuba),
en cuya universidad enseñó durante varios años y posteriormente en
la Universidad de Puerto
Rico. Residió
en Italia y
en Suiza antes
de su regreso a España.
María
Zambrano fue muy
crítica con el pensamiento europeo de los siglos XVIII y XIX, el
cartesianismo y el racionalismo que, según ella, condujeron a los
desastres del XX. Su obra refleja algunas ideas de la filosofía
de Ortega.
Para ella, la filosofía es un acontecimiento y no sólo un problema.
Pensaba que los problemas filosóficos no son sólo problemas
técnicos, sino más bien misterios o símbolos que es necesario
desvelar. Sostenía
que la filosofía sería una tarea de construcción e interpretación
de símbolos.
Uno de sus temas fundamentales es el análisis de lo
que denomina "razón poética", como aparece
en Claros del bosque (1977). Afirmó la
relevancia de lo que denomina el "saber del alma",
que queda unido a su reflexión sobre la esperanza y sobre la
urgencia de lo divino en la vida humana. Ejemplos de esto último
serían Hacia un saber sobre el alma (1950)
y El hombre y lo divino (1955). Entre
el resto de su obra destacan: Filosofía y
poesía (1939), La agonía de Europa (1945)
o El sueño creador (1965). En 1993 se
publicó una antología, La razón de la sombra,
de su obra completa.
Terminada
la guerra, entre
silencio y exilio Zambrano optó por el exilio.
Eso la condenó al ostracismo en su país hasta que se restauró la
democracia. En un texto inédito publicado en la obra
colectiva Pensadoras
del siglo XX,
coordinada por Amelia
Valcárcel (Instituto
Andaluz de la Mujer,
2001) dice: "Para mí el exilio fue fecundo, pues que me
dio libertad de pensar y
la angustia económica que en España no
habría tenido, pues habría ganado fácilmente una cátedra, pero me
hubiera conformado, atada como si fuera una artista, como Picasso,
que al encontrarse fuera de España abrió
las alas". Sólo volvió en 1984, vestida con un largo abrigo
blanco.
Antes,
en 1981 y en plena ola de peticiones para que regresara (se lo pide
la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de
Vélez-Málaga -que le ofrece vivienda-, se lo piden los
intelectuales), ella había dicho que le costaba, no sabía por qué:
"Es que es terrible volver al cabo de tanto tiempo. Yo siento la
llamada. Yo quiero ir. Pero lo que no quiero es tirarme por la
ventana. Hay algo que todavía se resiste (...) Que sea lo que Dios
quiera".
En
1981 se le otorga el Premio
Príncipe de Asturias.
En 1988 le fue concedido el Premio Cervantes de
Literatura. María
Zambrano falleció
el 6 de febrero de 1991 en Madrid.