Mastodon Málaga y sus historias: bailarina
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viernes, 23 de septiembre de 2022

La academia de danza de Angelita Didier

 

Angelita Didier, era el nombre artístico de la malagueña Ángela Valdivia Plaza nacida en 1902 y fallecida en 1986. En sus inicios artísticos en su baile fue apoyada por su madre, que era cantaora, y que había llegado a grabar algunos discos. Fue ella la que la acompañó a Madrid para que perfeccionara sus estudios con la profesora Julita Castelao.


Plaza de La Merced.


Con trece años debutó como bailarina solista en el Teatro Romea de Madrid y al año siguiente actuó ante el rey Alfonso XIII, según su biógrafo Gonzalo Rojo, quien señalaba que “Fue una bailarina que dominaba todos los estilos de la danza española, personalizando cada uno de ellos, siendo esto uno de los aspectos más destacados de su arte a los que la crítica siempre hizo referencia”.

Su brillante trayectoria profesional no duró muchos años ya que muy joven se casó con Blas de Alva, profesor de música. A partir de entonces Angelita Didier se dedicó a la docencia, impartiendo clases de danza en su propia academia, que primero estuvo en las calles de Beatas y Duque de Rivas, después en el pasillo de

Santo Domingo y, finalmente, en la plaza de la Merced. El prestigio de este centro atrajo a numerosos alumnos, que después se dedicaron profesionalmente al baile. Además de su actividad docente Angelita Didier preparó las coreografías de grandes espectáculos musicales y de las obras que estrenaba la compañía de Ángeles Rubio Argüelles.

viernes, 26 de marzo de 2021

La bailarina Pepita Durán

 

Josefa Durán Ortega, también conocida como Pepita Oliva por su matrimonio, nació en Málaga, en el barrio del Perchel en 1830 y falleció, de parto, en Arcachón (Francia) en marzo de 1872. Oficialmente fue hija de Pedro Durán y de Catalina Ortega, aunque corrían rumores de que fue hija ilegítima de Francisco de Borja Téllez-Girón y Pimentel, X duque de Osuna.


Pepita Durán.


La familia se trasladó a Madrid, en condiciones muy humildes, para probaar suerte con las habilidades de la pequeña. Su madre, Catalina Ortega, hija de un gitano que hacía sandalias en Málaga, había trabajado en un circo, y cuando nació Pepita se dedicaba a la venta de ropa vieja. Pedro Durán era un barbero de la calle del Puente.


Como Pepita manifestaba dotes de bailarina, su madre la llevó al Teatro del Príncipe y pidió a su director, Antonio Ruiz, que organizase lecciones particulares para que la niña pudiese ingresar en el cuerpo de baile del teatro. Se designó a un maestro, pero no encontró en Pepita la calidad necesaria para poner en marcha un contrato.


No fue una bailarina de gran calidad para las exigencias españolas, quizá sí para el gusto europeo. Así lo pensó Manuel Guerrero, director del Teatro Real, cuando ella, ya bailarina consagrada en Europa, le pidió un contrato para bailar en el Príncipe y éste no la ayudó. Después, el bailarín Juan Antonio Gabriel de la Oliva se encargó de las clases de Pepita. Había bailado en Madrid y en La Coruña y en aquel momento estaba contratado en el Teatro Español. El bailarín y Pepita contrajeron matrimonio en Madrid, en la Iglesia de San Millán, el 10 de enero de 1851. A los pocos meses el matrimonio se separó.


El primer contrato de Pepita fue para bailar en el Gran Teatro de Burdeos con gran éxito, de ahí pasó a Copenhague, donde bailó La Farsa Pepita. Bailó también en Viena; en Londres debutó en el Her Majesty’s Theatre el 22 de mayo de 1852 con la Madrileña, la Aragonesa y el Jaleo de Jerez; bailó en el intermedio de la ópera de Guecco La prova d’un Opera seria.


Tras su gran éxito en Londres, debutó en el Théâtre de Vaudeville de París en julio de 1852; donde fue presentada al público como la prémière danseuse du théâtre royale des princes à Madrid, dato falso. Su actuación causó furor y desapareció literalmente bajo una lluvia de flores y fue aclamada por toda la sala que aplaudió con verdadero fervor. En agosto añadió a su repertorio el olé y la asistencia a sus actuaciones superó a las de la primera bailarina de la Ópera de París de la época.


Fue ese año de 1852 cuando conoció en París a Lionel Sackville-West, quinto hijo del quinto conde de la Warr, que pertenecía al cuerpo diplomático y era agregado de embajada en Sttutgart (Alemania). Pepita vivía en el Hôtel de Bade y él fue a visitarla. Mantuvieron una relación que duró toda su vida. Sackville-West le consiguió un contrato para bailar en Sttutgart, donde fue muy aplaudida; también bailó con éxito en Fráncfort y en Berlín en el Frederick William Theatre; el público alemán la obligó a que se soltara la melena en el escenario porque no se creían que no fuera falso su cabello. Allí se hizo famosa y ganó mucho dinero, tanto que mantenía a toda su familia en España.


Actuó también en Viena, donde conoció a Petra Cámara. Josef Strauss le dedicó una polca, Pepita Polka, que se estrenó el 1 de agosto de 1853 en el Sperl. Su extraordinario éxito hizo que la bailarina vienesa Marie Geistinger copiase su estilo y se la llamó La falsa Pepita. La saga familiar de Pepita Durán, ha tenido una larga historia en la que no está ausente la ciudad de Málaga.