Mastodon Málaga y sus historias: títulos
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viernes, 28 de febrero de 2025

La nobleza malagueña en el siglo XVIII

 

A mediados de siglo XVII, aún la nobleza representaba el 0,7 por ciento de la población y aunque cualitativamente no tenía una gran representatividad, si era significativa desde el punto de vista cuantitativo. En Málaga vivían 33 nobles, 17 marqueses, 14 condes y 2 vizcondes; siendo los más ilustres el conde de Fuensalida y Casapalma, el conde de Miraflores de los Ángeles y el conde de Villalcázar y Sirga. Sus posesiones estaban compuestas por propiedades de tierra y fincas urbanas; por lo tanto el poder político estaba unido con el económico.


Escudo de armas de los condes de Buenavista.


Esta nobleza era particularmente religiosa y consideraba que tenía la necesidad moral de llevar a cabo fundaciones piadosas que su posición social y económico le requería. Para este fin el noble se erige patrono de un convento, cofradía o institución religiosa. Para llevar a cabo cualquier fundación, había que acogerse a las normas expuestas en las Actas Sinodales redactadas en el sínodo convocado por el obispo de Málaga, Alonso Enríquez de Guzmán y de Orozco en el año 1649. Una vez reunidas las exigencias necesarias, el noble, con el título de patrono se hacía protector de la institución, haciéndose cargo de los costes a través de la autorización de una renta fija.

La mayoría de las veces esta vinculación las hacía sobre un mayorazgo que ya tenía y que eran destinados al mantenimiento de la institución con carácter hereditario, así mismo los destinos de una fundación religiosa, quedaran unidos a una familia nobiliaria, exigiéndole una serie de responsabilidades y derechos sobre la institución.

Se podía organizar dentro de este estamento una primera clasificación que iba unida al grado de poder y riqueza de cada uno de sus miembros, formándose dos grupos, la Alta Nobleza y la Baja Nobleza. La alta nobleza estaba compuesta por las familias más importantes hereditarias, Grandes y títulos, cuya autoridad se extendía por todo el reino y principalmente en la corte. La baja nobleza tenía escasa relevancia, su cercanía con la burguesía más importante de la zona facilitó que en ocasiones ambas se unieran aumentando con ello el poder del estamento de la nobleza.

Fuente documental: Sociología de la vivienda pública y privada en Málaga en el siglo XVIII. Juan Fernández López Fernández. Universidad de Málaga, 2015

martes, 9 de junio de 2020

El escudo de armas

El escudo de armas de Málaga, fue otorgado por los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad, el 30 de agosto de 1494. Se encuentran grabadas las iniciales TM, que significan “Tanto Monta” abreviatura de “Tanto monta cortar como desatar” frase famosa que pronunció el rey Fernando el Católico. Además destacan en la parte superior, los santos y mártires malagueños, Ciriaco y Paula, en actitud de oración.

Escudo de la ciudad de Málaga.
Desde esa fecha, el blasón de la ciudad ha ido incorporando detalles que se han ido documentando a lo largo de los años. Los colores verde y morado que dividen en dos la bandera, fueron registrados en las Actas Capitulares que se publicaron el 14 de marzo de 1509 con el objetivo de estar presentes en el blasón.

También quedarían registrados los principales iconos de los que consta el escudo. En la zona central se puede apreciar un color rojo que evoca a los campos durante la reconquista de la ciudad. Bajo ese 'cielo' de color sangre está la ciudad y la fortaleza de Gibralfaro, ambas de color pardo, en semejanza a su color natural.

En la zona inferior se puede ver a unos hombres sombreados en color plata y negro que simbolizan el Corral de los Cautivos. Estos presos eran cristianos que fueron capturados por los musulmanes y estaban expuestos a la intemperie hasta ser liberados en la reconquista.

Bajo las murallas de la ciudad y Gibralfaro, unas ondas de color plata y azul representan el mar por la honra que los reyes querían dar al puerto de Málaga. Asimismo, en el cielo rojizo, paralelos a las torres de Gibralfaro, se encuentran los dos santos mártires malagueños, Ciriaco y Paula, con actitud orante, manto azul y túnica dorada. Los dos jóvenes romanos, que se convirtieron al cristianismo, prefirieron morir apedreados antes que abandonar sus creencias, dando así nombre a la zona que hoy en día se conoce como Martiricos.

Toda esta iconografía está rodeada por la orla, mitad verde y mitad morada, que contiene varias divisas doradas de los Reyes Católicos. El yugo con nudo gordiano de Fernando II y el haz de flechas de Isabel I. Además de la forma del escudo, que era la tradicional, en su parte superior se encuentra la corona real española, de oro, con piedras preciosas y cinco florones dorados de hojas de acanto visibles.

Alrededor del escudo se encuentra una cinta con los diferentes títulos que ostenta la ciudad. Ahí se puede leer, muy noble, título concedido por acuerdo del Cabildo, con motivo de “la alcurnia y nobleza de la mayor parte de los nuevos pobladores”. El lema figuraría desde entonces en todos los documentos oficiales.

Muy leal, distinción otorgada por la Real Cédula de Felipe IV en 1640 como agradecimiento a los servicios que la ciudad había prestado, sobre todo por las grandes sumas de dinero que Málaga había entregado a la corona.

El lema Tanto Monta, que se documenta desde 1642, es uno de los lemas propios que los Reyes Católicos dieron a la ciudad junto a su yugo y flechas. Su origen se encuentra en la leyenda de Alejandro Magno y el nudo gordiano, que Fernando II también tomó para sí.

Siempre denodada y la primera en el peligro de la libertad, un título y divisa concedidos por Real Decreto de 21 de agosto de 1843, motivados por las luchas políticas que llevaron a la caída del general Espartero.

El título de Muy Hospitalaria, establecido el 1 de enero de 1901 por Real Decreto. Su origen se encuentra en la ayuda que los malagueños ofrecieron en el naufragio de la fragata alemana Gneisenau frente a la costa.

Por último el de Muy Benéfica, otorgado por Real Decreto de 28 de febrero de 1922 por el comportamiento benéfico y altruista que los malagueños tuvieron con los heridos y enfermos de la guerra de Marruecos.