Mastodon Málaga y sus historias: vinos de Málaga
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martes, 25 de enero de 2022

La historia del vino de Málaga

 

Málaga fue una de las primeras ciudades de Europa en cultivar la vid. Hay quienes sostienen que fueron los fenicios los primeros que trajeron la vid a las colonias que fundaron, especialmente a Málaga, Almuñécar y Adra. Francisco Guillén Robles en su ‘Historia de Málaga’ afirma que fueron los griegos los que, una vez establecidos en la provincia, introdujeron las técnicas del trabajo en las viñas en torno al año 600 a.c.


Museo del Vino,


Tampoco faltan referencias al valor que en Roma se daba al vino malagueño, y en Cártama se descubrió una villa del Bajo Imperio con un depósito de fermentación prismático. En las ruinas romanas de Acinipo, en Ronda, se han encontrado numerosas monedas con la representación de un racimo de uvas, lo que da ha entender la importancia de la producción vitícola en ese territorio.

La llegada de los Reyes Católicos significó un cambio radical en la vida de Málaga. Ellos crearon la Hermandad de Viñeros, lo que significa que el vino era una industria importante incluso en el período árabe y que los monarcas eran conscientes de su valor en la tierra conquistada. Esta hermandad tenía que velar por la pureza en los procedimientos de elaboración y ha permanecido a lo largo de los siglos hasta la fecha. La importancia del comercio del vino con el extranjero era tan grande que con un impuesto sobre cada arroba que se exportaba se pudo dar el segundo gran impulso a la construcción de la Catedral de Málaga.

La plantación de vides siguió en aumento durante el siglo XVIII y eran centenares los barcos que salían del puerto de Málaga para llevar los vinos a todo el mundo. Se considera que el mejor momento para el comercio del vino es el periodo que va desde 1787 hasta 1829.

Los vinos de Málaga llegaron a tener una gran fama en Rusia. En 1791, Miguel de Gálvez, embajador en Moscú, le regaló a la emperatriz Catalina II unas cajas de vino de Málaga. Le gustó tanto que los declaró libres de impuestos en sus dominios. El zar Alejandro III era muy aficionado al vino de Málaga y al jamón asado al vino de Málaga. Otros platos en los que su presencia es fundamental son el paté de codornices al vino de Málaga, mero al vino de lágrima, pato al vino de Málaga, o el lomo de cerdo braseado al vino de Málaga.

En 1876 la filoxera destruye tan secular y pujante industria. El primer foco fue en el lagar de La Indiana, en Moclinejo. Pese a todo, el espíritu de reconstrucción de lo perdido pudo más que la desgracia. Competa fue uno de los primeros municipios repoblados. Las dos variedades más importantes que se injertaron fueron la Moscatel y la Pedro Ximén. En 1937 se aprueba el Reglamento del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga, segundo aprobado en España. Actualmente también existe la denominación de vino Sierras de Málaga.

En pleno centro histórico de la capital malagueña, en la plaza de los Viñeros, se encuentra el Museo del Vino de Málaga. Su emplazamiento es el Palacio de Biedmas del siglo XVIII fue una iniciativa del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga. Se inauguró en 2008.

También es de resaltar que en el año 1945 una partida de vino de Málaga salió hacia Estados Unidos en el buque "Lyman Beecher", primer barco norteamericano que llegó a Málaga desde el inicio de la II Guerra Mundial. Hay autores que afirman que cuando Shakespeare habla de vinos se refiere, entre otros, a los de Málaga.

jueves, 27 de mayo de 2021

Miguel de Gálvez, embajador en Rusia

 

Miguel de Gálvez fue el malagueño que durante su etapa como embajador ante la corte de la zarina Catalina la Grande logró que los vinos de Málaga adquirieran un gran prestigio en Rusia y por lo tanto, el crecimiento de las exportaciones. Desde entonces los vinos malagueños tuvieron una presencia constante en las mesas rusas, como atestiguan numerosos testimonios literarios.


Miguel de Gálvez.


Tercero de los hermanos Gálvez de Macharaviaya, nació el 30 de noviembre de 1725. Bautizado como Andrés Luis, se cambió de nombre en 1747. Fue hijo de Antonio de Gálvez y García de Carvajal y de Ana Gallardo y CabreraEstudió Leyes en el Colegio de Santa María de la Universidad de Alcalá y en 1770, es nombrado alcalde de Casa y Corte. Cuatro años después toma posesión de su nuevo cargo de ministro togado del Consejo de Guerra. Como tal, participó en la creación del montepío militar, que se encargaba del sostenimiento de las viudas y huérfanos de oficiales del Ejército, y del Archivo General de Guerra.


Tomó parte asimismo en la fundación de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid en 1775. Junto a su hermano también fundó el montepío de cosecheros de vino, aguardiente, pasa, higos, almendra y aceite de Málaga, para mejorar sus condiciones de vida, facilitar su acceso al crédito y becar a los hijos de estos en algunas universidades españolas.


Durante catorce años, presidió la Real Academia de Derecho Español y Público de Santa Bárbara. Favoreció la introducción de algunas plantas americanas en la península ibérica, con el fin de mejorar el comercio y la economía. En 1766, se lo nombró regidor perpetuo de Málaga y aunque residía en Madrid impulsó en la capital malagueña una serie de reformas y obras públicas para mejorar su situación económica. Aprovechó además su reposo en su pueblo natal, Macharaviaya, en 1785, para dotarlo de ciertas mejoras urbanísticas.


En el verano de 1786, fue enviado como embajador ante la corte de Prusia, en Berlín, donde trabó unas magníficas relaciones con Federico el Grande, y de allí fue enviado con el mismo cargo a San Petersburgo donde entre otras cosas, sin olvidar nunca su tierra natal, aprovechó para abrir un mercado a los vinos de Málaga.


Enfermo, solicitó el relevo y partió para España el 6 de junio de 1792. En el viaje de regreso murió en la ciudad de Gotha (Alemania) el 14 de julio. Soltero, no dejó descendencia. Sus restos se trasladaron más tarde a la cripta familiar de su localidad natal.


Diversas fuentes aseguran que en 1791, siendo embajador plenipotenciario ante Catalina II, obsequió a la zarina con 48 cajas de vino dulce de su tierra, y que ella, entusiasmada, eximió de aranceles durante un año a todos los vinos de Málaga que llegaran a su imperio.