Tres años antes había creado la compañía de teatro ARA, y organizado el primer Festival Greco-Latino de Teatro, que se
celebraba en el Teatro Romano y que
llegó a alcanzar 25 ediciones.
En la compañía ARA
se forman e inician su carrera muchos actores. Por sus manos docentes pasaron Antonio Banderas, Raúl Sénder, Fiorella
Faltoyano, Tito Valverde, María Barranco o Antonio Meliveo, así como una parte de los profesores de la Escuela de Arte Dramático de Málaga,
además de una extensa lista de artistas agradecidos a sus más de 20 años de
entrega como mecenas de la profesión en una ciudad de provincias, convertida en
apéndice de la vanguardia teatral.
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Chencho Ortíz portando un retrato de Ángeles Rubio. Foto: Málaga Hoy. |
Nacida en 1906, Ángeles
Rubio contrae matrimonio con el escritor Edgar Neville en 1925, lo que la conectó con el círculo más selecto
de la intelectualidad española de la época. Falleció en una clínica de Torremolinos en 1984, a los 77 años, y
sus restos mortales recibieron sepultura en el cementerio de Benalmádena. Un año después el Ayuntamiento de Málaga le concedió, a
título póstumo, la medalla de oro de la ciudad.
En noviembre de 2008, el diario Málaga Hoy en una información titulada El teatro de Málaga tuvo nombre de mujer, firmada por Rocío Armas, daba cuenta de la publicación
del libro de Jesús García de Dueñas,
Ángeles Rubio-Argüelles , una dama del
teatro, autor que explicaba que "era una mujer muy conocedora del
teatro, relacionada con los directores, culta y muy entusiasta", para
añadir que a medida que iba contactando con personalidades cercanas a la
dramaturga y consultando hemeroteca, constataba la "profunda admiración y
respeto" con el que se trataba cualquier iniciativa emprendida por Rubio Argüelles. "Hizo una labor
encomiable en unos años muy difíciles".
Para el actor y director teatral Chencho Ortiz, Angelita,
como se la llamaba en su círculo, fue mucho más que una promotora teatral.
Trabajó mano a mano con ella en la mayoría de sus montajes, compartió los
últimos años de su vida y heredó tras su muerte parte de su patrimonio
artístico: vestuario, un centenar de libros, y la historia en legajos del Teatro ARA, que donó al Ayuntamiento
cuando, en un principio, se pensó llamar a la actual sala Rossini del Teatro Cervantes
sala Ángeles Rubio Argüelles.
En el mismo trabajo de Málaga
Hoy, Chencho Ortiz evocaba la
figura de Ángela, diciendo que "solía
llamar a Málaga la sorda porque decía que no atendía lo que se hacía en la ciudad.
Ella pudo mantener toda la actividad teatral en pie porque la pagaba de su
bolsillo".
Su privilegiada posición le acercó a Lorca, Falla, Ortega y Gasset, Valle Inclán, Baroja y Mihura. "Era amiga de los autores
del momento y consiguió que vinieran a Málaga
casi simultáneamente a los estrenos de Madrid",
recuerda también el actor Óscar Romero,
ex director del Teatro ARA.