En 1987 y 1989 sería finalista del Premio Nacional de Literatura, coincidiendo con su etapa de mayor
altura poética, plasmada en volúmenes como 'Conspiraciones
y conjuras', ‘Bestiario de Livermore’,
'Libro de los Reyes', 'Tratado de las nubes', 'La sombra del obelisco' o 'El ladrón de atardeceres', entre otras.
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Rafael Pérez Estrada, un genio de su tiempo. |
Rafael Pérez Estrada
nace en Málaga, el 16 de febrero de 1934, hijo del que fuera médico y alcalde
de la ciudad Manuel Pérez Bryán
(1943 y 1947), y de la conocida pintora naif
Mari Pepa Estrada. Durante la Guerra Civil su casa en la calle Larios sufrió un incendio y la familia
se traslada a la calle Carretería,
donde pasa los primeros años de su vida.
En su época de
estudiante, se marcha a cursar estudios de Derecho
a la Universidad de Granada,
(1954), formación que le permitiría ejercer la abogacía con gran prestigio en
su ciudad natal. En 1959 se traslada a Madrid
donde se inicia en el dibujo, colaborando en revistas y emisoras de radio.
Establecido en la capital, compaginaría su labor profesional como abogado con
la pintura y poesía.
En 1960 vuelve a Málaga
definitivamente. Llega tardíamente a la literatura, pues como ya se ha reseñado
es en 1968 cuando aparece su primer ‘Valle de
los galanes’, al que siguen numerosos títulos de teatro, poesía y narrativa
de vanguardia. Hasta 1997, año en que abandona su despacho, combina su
actividad como abogado con la escritura y el dibujo, siendo a lo largo de su
vida un referente local inestimable, pues participó muy activamente en eventos
claves de la vida social y cultural malagueña, entre otros, en la creación del Centro Cultural del 27 y en el Consejo Social de la Universidad de Málaga.
Un hombre genial, en todo el sentido de su expresión, que era
de una simpatía irresistible y de fina ironía que demostraba su inteligencia,
además de un conversador infatigable. Tuve la suerte de poder gozar de su
amistad. Pero sobre todo, Rafael Pérez
Estrada era un enamorado de Málaga,
ciudad de la que jamás quiso alejarse “es la ciudad del gozo y de la dicha” o “soy
un seducido por Málaga” dijo el
escritor en su discurso con motivo del nombramiento como Hijo Predilecto de Málaga.
Rafael Pérez Estrada
falleció a los 66 años, el 21 de mayo de 2000 habiendo sido homenajeado en 1999
en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y días antes de su
fallecimiento designado como Hijo
Adoptivo de Málaga. Cerró los ojos justo cuando su nombre comenzaba a destellar
con luz propia entre la crítica y los lectores. Sería nombrado también Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga
el 9 de abril de 2002 y propuesto al Premio
Príncipe de Asturias de las Letras por el Centro de la Generación del 27.