Casares, Archidona y Granada van a ser los tres escenarios
de su infancia y juventud. Sevilla, lo será de su madurez y muerte. En Casares
discurre su niñez y allí regresará en diferentes ocasiones, pasando largas
temporadas. En Archidona, entre 1895 y 1900, estudia el bachillerato en el
internado de los Escolapios, examinándose en el Instituto de Cabra y, luego, en
el de Málaga.
En Granada, en donde es donde se interesa por el pasado de
Andalucía, entre junio de 1905 y octubre de 1906 cursa por libre la carrera de
Derecho. Simultáneamente, sus viajes por Andalucía le permiten conocer su
dramática realidad socioeconómica, quedando marcado por la figura del
jornalero.
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Blas Infante. |
En el año 1909 gana plaza de notario, que no podrá ocupar
hasta 1910, al cumplir 25 años, la edad reglamentaria para poder ejercer este
cargo. Ese año toma posesión de la notaría de Cantillana, instalando también
vivienda y bufete en Sevilla, que pasa así a ser el definitivo escenario de su
biografía.
Entre los años de 1910 y 1915 el encuentro con el georgismo,
doctrina difundida por el pensador
norteamericano Henry George, le impulsará a estudiar y asumir ese pensamiento
como fundamento teórico-económico de sus propuestas de transformación de
Andalucía; junto a ello, su preocupación por la cuestión de la tierra y su relación con los hombres del Ateneo
Hispalense y de la revista Bética le llevarán a plantear los principios del
andalucismo.
A principios del XX, Sevilla era el más importante núcleo
cultural de Andalucía y su Ateneo un decisivo centro de discusión intelectual,
en el que brotarán inquietudes regionalistas. En 1912, y hasta 1915, se abre
una fase de debates sobre la necesidad de la existencia político-regional de
Andalucía.
En 1912 irrumpe el debate sobre la creación de las mancomunidades,
en el que terció Blas Infante, señalando las ventajas de esta organización para
fortalecer el sentimiento regional andaluz, pero apuntando los problemas
existentes -en particular, la debilidad del «espíritu regional» en Andalucía-,
que, en la práctica, la hacían inviable.
Infante participará,
en 1913, en el I Congreso Georgista Hispano-Americano de Ronda, y asumirá aquí,
en gran medida, los planteamientos georgistas referentes a la cuestión de la
tierra. La aparición, en 1914, del órgano de expresión georgista, "El Impuesto
único", publicado en Ronda, propiciará la penetración de este pensamiento en
Andalucía, en especial, en Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga. Se desarrolla
también, con su arranque en 1911, el debate sobre el «ideal andaluz», entendido
como la búsqueda de la realidad profunda de Andalucía, para, conocida ésta,
construir un proyecto de futuro.
El debate culminará con el libro de Blas Infante “Ideal
Andaluz” (1915), que, partiendo del principio de «crear la conciencia de que el
pueblo andaluz ha existido» y de que hay que devolverle el conocimiento de su
ser en la historia, tiene como objetivo su «emancipación y liberación»
despertando «la conciencia colectiva regional, con fines de afirmación política
y de reivindicación administrativa».
Por último, vinculado a este emerger regionalista, en 1914 y
1915 se delimitan dos posiciones divergentes sobre el entendimiento de cómo debe
ser el regionalismo andaluz. De un lado, la que lo considera como una
preocupación cultural, con su centro en el Ateneo sevillano y su plataforma en
la revista Bética. De otro, la que lo plantea como un movimiento social que
sirva para transformar Andalucía. Esta segunda, encabezada por Blas Infante,
será el punto de partida del andalucismo, que, desde sus inicios, considerará
la resolución de llamada «la cuestión agraria» el aspecto medular de su proyecto.
La etapa de 1916 a 1923 es la de configuración plena del
andalucismo. En 1916 se crea el «Centro Andaluz» de Sevilla, plataforma
andalucista destinada a difundir su pensamiento, al conocimiento de Andalucía y
a la concienciación del pueblo andaluz. En su largo Manifiesto fundacional
formula las bases de la «política andalucista» y expone qué es el «Centro
Andaluz», qué pretende y cómo aspira a realizar sus fines: en cuanto a qué es,
señala que agrupa a «hombres nuevos», «por encima de la disciplina de los
partidos», que reaccionan contra la postración de Andalucía; con respecto a qué
pretende, se trata de redimir Andalucía.
Por último, en lo
tocante a cómo aspira a realizar sus fines, se propone «crear un pueblo que no
existe», despertando una conciencia en tal sentido. A partir de ahora, se
fundarán en Andalucía -y fuera de ella- otros «Centros Andaluces», que serán
los núcleos aglutinantes de quienes asumen el mismo proyecto, y constituirán la
estructura organizativa y de difusión del andalucismo. Su medio de expresión
será la revista Andalucía (Sevilla, 1916-17; Córdoba, 1918-20), «órgano de
relación entre los correligionarios del Centro Andaluz».
Tras esta fase de arranque, Infante impulsa las Asambleas
Regionalistas de Ronda (enero 1918) y de Córdoba (marzo 1919), que permitirán
contrastar posiciones, tomar decisiones y fijar planteamientos programáticos,
políticos y económicos. En la crucial Asamblea de Ronda se aprobarán los
símbolos para Andalucía, propuestos por Blas Infante (la bandera, el escudo y el
lema; que son los ahora existentes).
Allí se tomarán acuerdos decisivos. En el terreno político,
la asunción de la Constitución de Antequera, de 1883 con autonomía municipal y
regional y la concepción confederal del Estado. En el terreno económico, la absorción
por la comunidad del valor social de la tierra, negando su «propiedad» privada,
pero asegurando la «posesión» de las utilidades de las mejoras realizadas,
además del desarrollo industrial y el fomento de las obras públicas.En el campo
de lo social, el logro de una justicia independiente, instrucción gratuita y
política educativa progresista.