Mastodon Málaga y sus historias: Blas Infante, padre del andalucismo (I)

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Blas Infante, padre del andalucismo (I)

El andalucismo, movimiento regionalista y nacionalista andaluz, fue creado por Blas Infante Pérez, que fue  su principal ideólogo. Nacido en Casares (Málaga) el 5 de julio de 1885, Infante, intelectual y vitalmente, pertenece a la llamada “generación de 1914”.

Casares, Archidona y Granada van a ser los tres escenarios de su infancia y juventud. Sevilla, lo será de su madurez y muerte. En Casares discurre su niñez y allí regresará en diferentes ocasiones, pasando largas temporadas. En Archidona, entre 1895 y 1900, estudia el bachillerato en el internado de los Escolapios, examinándose en el Instituto de Cabra y, luego, en el de Málaga.

En Granada, en donde es donde se interesa por el pasado de Andalucía, entre junio de 1905 y octubre de 1906 cursa por libre la carrera de Derecho. Simultáneamente, sus viajes por Andalucía le permiten conocer su dramática realidad socioeconómica, quedando marcado por la figura del jornalero.

Blas Infante.
En el año 1909 gana plaza de notario, que no podrá ocupar hasta 1910, al cumplir 25 años, la edad reglamentaria para poder ejercer este cargo. Ese año toma posesión de la notaría de Cantillana, instalando también vivienda y bufete en Sevilla, que pasa así a ser el definitivo escenario de su biografía.

Entre los años de 1910 y 1915 el encuentro con el georgismo, doctrina difundida por el pensador norteamericano Henry George, le impulsará a estudiar y asumir ese pensamiento como fundamento teórico-económico de sus propuestas de transformación de Andalucía; junto a ello, su preocupación por la cuestión de la tierra y su relación con los hombres del Ateneo Hispalense y de la revista Bética le llevarán a plantear los principios del andalucismo.

A principios del XX, Sevilla era el más importante núcleo cultural de Andalucía y su Ateneo un decisivo centro de discusión intelectual, en el que brotarán inquietudes regionalistas. En 1912, y hasta 1915, se abre una fase de debates sobre la necesidad de la existencia político-regional de Andalucía.
En 1912 irrumpe el debate sobre la creación de las mancomunidades, en el que terció Blas Infante, señalando las ventajas de esta organización para fortalecer el sentimiento regional andaluz, pero apuntando los problemas existentes -en particular, la debilidad del «espíritu regional» en Andalucía-, que, en la práctica, la hacían inviable.

Infante participará, en 1913, en el I Congreso Georgista Hispano-Americano de Ronda, y asumirá aquí, en gran medida, los planteamientos georgistas referentes a la cuestión de la tierra. La aparición, en 1914, del órgano de expresión georgista, "El Impuesto único", publicado en Ronda, propiciará la penetración de este pensamiento en Andalucía, en especial, en Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga. Se desarrolla también, con su arranque en 1911, el debate sobre el «ideal andaluz», entendido como la búsqueda de la realidad profunda de Andalucía, para, conocida ésta, construir un proyecto de futuro.

El debate culminará con el libro de Blas InfanteIdeal Andaluz” (1915), que, partiendo del principio de «crear la conciencia de que el pueblo andaluz ha existido» y de que hay que devolverle el conocimiento de su ser en la historia, tiene como objetivo su «emancipación y liberación» despertando «la conciencia colectiva regional, con fines de afirmación política y de reivindicación administrativa».

Por último, vinculado a este emerger regionalista, en 1914 y 1915 se delimitan dos posiciones divergentes sobre el entendimiento de cómo debe ser el regionalismo andaluz. De un lado, la que lo considera como una preocupación cultural, con su centro en el Ateneo sevillano y su plataforma en la revista Bética. De otro, la que lo plantea como un movimiento social que sirva para transformar Andalucía. Esta segunda, encabezada por Blas Infante, será el punto de partida del andalucismo, que, desde sus inicios, considerará la resolución de llamada «la cuestión agraria» el aspecto medular de su proyecto.

La etapa de 1916 a 1923 es la de configuración plena del andalucismo. En 1916 se crea el «Centro Andaluz» de Sevilla, plataforma andalucista destinada a difundir su pensamiento, al conocimiento de Andalucía y a la concienciación del pueblo andaluz. En su largo Manifiesto fundacional formula las bases de la «política andalucista» y expone qué es el «Centro Andaluz», qué pretende y cómo aspira a realizar sus fines: en cuanto a qué es, señala que agrupa a «hombres nuevos», «por encima de la disciplina de los partidos», que reaccionan contra la postración de Andalucía; con respecto a qué pretende, se trata de redimir Andalucía.

Por último, en lo tocante a cómo aspira a realizar sus fines, se propone «crear un pueblo que no existe», despertando una conciencia en tal sentido. A partir de ahora, se fundarán en Andalucía -y fuera de ella- otros «Centros Andaluces», que serán los núcleos aglutinantes de quienes asumen el mismo proyecto, y constituirán la estructura organizativa y de difusión del andalucismo. Su medio de expresión será la revista Andalucía (Sevilla, 1916-17; Córdoba, 1918-20), «órgano de relación entre los correligionarios del Centro Andaluz».

Tras esta fase de arranque, Infante impulsa las Asambleas Regionalistas de Ronda (enero 1918) y de Córdoba (marzo 1919), que permitirán contrastar posiciones, tomar decisiones y fijar planteamientos programáticos, políticos y económicos. En la crucial Asamblea de Ronda se aprobarán los símbolos para Andalucía, propuestos por Blas Infante (la bandera, el escudo y el lema; que son los ahora existentes).

Allí se tomarán acuerdos decisivos. En el terreno político, la asunción de la Constitución de Antequera, de 1883 con autonomía municipal y regional y la concepción confederal del Estado. En el terreno económico, la absorción por la comunidad del valor social de la tierra, negando su «propiedad» privada, pero asegurando la «posesión» de las utilidades de las mejoras realizadas, además del desarrollo industrial y el fomento de las obras públicas.En el campo de lo social, el logro de una justicia independiente, instrucción gratuita y política educativa progresista.