Los quintillizos, tres niñas y dos niños, nacieron a las 32
semanas de gestación y pesaron en torno a un kilo y quinientos gramos.
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Los quintillizos ya con 10 meses. |
A este respecto, el diario El País publicaba una información el día 1 de febrero del mismo
año, que bajo el título “Quintillizos, un
fracaso médico”, señalaba que “Por ansiado que haya sido el hijo y por
arraigado que se tenga el instinto de maternidad, tener cinco hijos de repente
no deja de ser un golpe. "Cinco pellizcos en el estómago", según
expresión de Manuel Fernández, padre
de los quintillizos nacidos en el Hospital
Materno Infantil de Málaga,
después de que su esposa, Fernanda
Mangas González, fuera sometida a un tratamiento de estimulación de la
ovulación. Un golpe para los padres y un fracaso médico, ya que representa uno
de los principales efectos indeseados de la fecundación asistida”.
En la misma información se decía que “Los quintillizos de Málaga no son fruto de una fecundación
in vitro, sino de un tratamiento de estimulación ovárica, más difícil de
controlar puesto que cada paciente tiene una respuesta distinta al tratamiento.
En cualquier caso, se puede tratar de disminuir ese riesgo. "Nosotros
hacemos un control previo de la respuesta de los ovarios, y si vemos que es
alta, aplazamos la inseminación o aconsejamos a la pareja que no intente la
fecundación todavía, con el fin de ajustar las dosis e intentarlo en la siguiente
ovulación", explicaba por entonces el doctor Pedro Barri, responsable de la unidad de reproducción asistida del Instituto Dexeus de Barcelona.
El número de partos múltiples aumentó durante toda la década
de los ochenta, en algunos casos como consecuencia de los excesos de algunos
equipos médicos, más interesados en satisfacer una demanda y atraer clientela
que en evitar los riesgos asociados. Sucesivos congresos científicos perfilaron
unos protocolos que lograron detener el incremento.
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