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Puerto de Málaga en la actualidad. |
Durante
la operación de carga una de las bombonas sufrió la rotura de
una válvula, por lo que el cloro comenzó a salir de la misma
mezclándose con el aire, favorecido en su mezcla por la niebla
reinante en Málaga, y que precisamente se concentraba de
manera especial en los alrededores del lugar del suceso.
Casi
inmediatamente después de iniciarse la salida del cloro, todas las
personas que se encontraban por la zona de la catátrofe empezaron a
sentir los síntomas del gas, que además se extendió por zonas más
alejadas, alcanzando el barrio del Bulto, las playas de San
Andrés y otras barriadas, donde muchas viviendas tuvieron que
ser desalojadas.
La
alarma cundió rápidamente en el puerto y se extendió por toda la
ciudad a medida que llegaban los coches del servicio de bomberos, las
ambulancias de los distintos centros sanitarios, toda la flota móvil
de la Policía Municipal y otros servicios, que rápidamente
comenzaron a trasladar a los afectados.
Los
primeros trabajos se realizaron dentro de un ambiente de gran
confusión y con unas enormes dificultades, ya que quienes
participaban en las tareas de rescate de los intoxicados tenían que
actuar con máscaras antigás o evitando con un pañuelo la
respiración directa.
Innumerables
vehículos particulares acudieron también al lugar para colaborar en
la tarea de traslado, si bien fueron muchos los conductores que
tuvieron que desistir de su empeño al sentir ellos mismos los
síntomas de intoxicación por el gas.
En
el puerto malagueño se registraron escenas de pánico a cargo de
personas que acudían a interesarse por la suerte que habían corrido
sus familiares que allí trabajan. Estas escenas se vieron a veces
agudizadas por el hecho de que la fuerza pública no podía
permitirles que se acercasen, dado el peligro.
Los
muertos, todos ellos obreros, fueron José Caparros Cortés,
José Cosano Gutiérrez y Enrique Amat García.
Muchas de las personas que sufrieron síntomas de intoxicación en
menor grado ni siquiera precisaron asistencia en los centros
sanitarios.
Tras
haber recibido en la base área de Málaga al presidente del
Gobierno, Carlos Arias Navarro, los ministros de la
Gobernación y vicepresidente primero del Gobierno,
José García Hernández, y el secretario general del Movimiento,
José Utrera Molina, acudieron a los centros
sanitarios para interesarse por el estado de los intoxicados en el
accidente.
Tanto
García Hernández, como Utrera Molina testimoniaron su
pésame a los familiares de los
tres fallecidos y estuvieron presentes en el traslado de los
cadáveres al depósito del cementerio de San Miguel.
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