Organizado
por la Federación Revolucionaria, el 9 de junio de 1902 se
celebra un mitin multitudinario en la plaza de toros de Málaga,
al que acuden 9.000 personas según la prensa local, con la presencia
destacada de Alejandro Lerroux, quien había comenzado a
desplazarse por toda la geografía española buscando sobre todo el
apoyo obrero para impulsar la idea republicana, muy localizada
entonces en el ámbito catalán.
Alejandro Lerroux. |
En
el mitin, además de Lerroux y Rodrigo Soriano,
intervienen oradores locales como la activa Belén Sárraga,
Gómez Cestino o Antonio Azuaga, entre otros. El
anticlericalismo, el derecho de asociación de los obreros, la
defensa de la mujer trabajadora, las críticas a la propiedad y las
proclamas revolucionarias marcan el acto.
Lerroux,
personaje de singular ética política, se contradice al defender la
vía parlamentaria y denunciar la farsa de las elecciones obligando a
los republicanos a presentarse "revólver en mano". No
obstante, cautivó a la audiencia desmintiendo el tópico del andaluz
"frívolo y despreocupado" y convirtiendo el mitin en un
ofrecimiento a ser el referente de todo el republicanismo.
Alejandro
Lerroux García, nacido
en La Rambla (Córdoba), el 4 de marzo de 1864 y
fallecido en Madrid el 27 de junio de 1949, fue un político
español de ideología republicana. Ejerció la presidencia del
Consejo de Ministros en varias ocasiones durante la Segunda
República.
Fundador
y a la vez líder del Partido Republicano Radical (PRR), desde
sus inicios fue un político controvertido, siendo especialmente
conocido por su retórica demagógica. Con un discurso obrerista,
anticlerical y diametralmente opuesto al incipiente nacionalismo
catalán.
Durante
su primera etapa política se convirtió en un destacado líder
político en Barcelona.
Con posterioridad adoptaría posiciones más templadas, teniendo un
papel destacado en la proclamación de la
Segunda República.
Enfrentado
a los gobiernos de Azaña
durante el llamado bienio «reformista», a partir de septiembre de
1933 asumiría la presidencia del
Consejo de Ministros
y se convirtió en uno de los principales árbitros de la situación
política durante el bienio «radical-cedista».
Su
giro a la derecha, sin embargo, llevó a su partido a sufrir varias
escisiones; su imagen también quedó muy dañada entre los
ciudadannos por
una sucesión de escándalos de corrupción que se hicieron públicos
a finales de 1935.
Tras
el hundimiento del Partido
Radical
en las elecciones de 1936,
Lerroux
desapareció del escenario político. Con el estallido de la guerra
civil se exilió en Portugal,
desde donde llegaría a mostrar su adhesión al
general
Franco.
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