Mastodon Málaga y sus historias: Demolición de las murallas de La Alcazaba

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jueves, 30 de julio de 2020

Demolición de las murallas de La Alcazaba

En los primeros días de mayo de 1904 comienzan los trabajos de demolición de la muralla defensiva de La Alcazaba y de las casas y dependencias militares adosadas a ella en la zona de la haza baja (espacio fortificado con gruesos lienzos de muro que daban al mar) del monumento.

El barrio de la Alcazaba.
La demolición era necesaria para liberar los solares donde se construirán años después el Ayuntamiento, el Banco de España, el edificio de Correos y los Jardines de Pedro Luis Alonso. Es el propio rey Alfonso XIII quien inicia simbólicamente, el día 28 de abril, el derribo de la muralla con una piocha de plata.

Entre los materiales, que se aprovechan para el relleno del muelle viejo, aparecen cuatro columnas, el pedestal de una estatua y otros restos romanos. La operación urbanística citada exigía también la demolición del cuartel de Levante, operación que comenzó en diciembre del año siguiente.

Hacia 1904 el relleno de los terrenos del futuro Parque de Málaga ya había concluido y, donde estaba el primitivo muelle viejo, la dársena portuaria había sido sustituida por una enorme explanada terriza en la que ya se veían algunos árboles recién plantados.

En medio de la explanada formada delante del Hospital Noble, en la esquina entre los nuevos muelles uno y dos, había una vieja y destartalada garita de madera en la que cumplían sus labores de vigilancia dos miembros del Cuerpo de Carabineros que, creado en 1829, fueron una figura característica de las costas, los puertos y las fronteras durante más de un siglo hasta que en 1940 fueron integrados en la Guardia Civil.

De fondo, las dos Corachas marítima y terrestre, la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro y la llamada Cortina del Muelle Viejo que discurría por la parte inferior de la ladera de La Alcazaba como parte del camino que continuaba por el Paseo de Reding en dirección hacia El Palo, la costa oriental y Almería. Esta calle, que estaba limitada por los muros del muelle viejo formaba un estrecho paso entre la Aduana y el citado Paseo de Reding, "pero el nacimiento del Parque le dio una nueva amplitud y acabó por integrarla en el nuevo espacio urbano", contó el historiador malagueño Víctor Heredia.

Por entonces el Castillo de Gibralfaro seguía siendo una instalación militar en uso, por lo que no fue posible edificar viviendas en sus proximidades. La Coracha representó durante más de un siglo una de las estampas más características y reproducidas de la ciudad, pero el abandono de las autoridades y la marcha de sus vecinos tradicionales provocó la ruina de las casas. Después de un anunciado proyecto de recuperación, su demolición definitiva llegó a finales de la década de 1990.

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