El barrio de la Alcazaba. |
La
demolición era
necesaria para liberar los solares donde se construirán años
después el Ayuntamiento,
el Banco
de España,
el edificio de Correos
y los Jardines
de Pedro Luis Alonso.
Es el propio rey
Alfonso
XIII quien
inicia simbólicamente, el día 28 de abril, el derribo de la muralla
con una piocha de plata.
Entre
los materiales, que se aprovechan para el relleno del muelle viejo,
aparecen cuatro columnas, el pedestal de una estatua y otros restos
romanos. La operación urbanística citada exigía también la
demolición del cuartel de
Levante,
operación que comenzó en diciembre del año siguiente.
Hacia
1904 el relleno de los terrenos del futuro Parque de Málaga
ya había concluido y, donde estaba el primitivo muelle viejo, la
dársena portuaria había sido sustituida por una enorme explanada
terriza en la que ya se veían algunos árboles recién plantados.
En
medio de la explanada formada delante del Hospital Noble, en
la esquina entre los nuevos muelles uno y dos, había una vieja y
destartalada garita de madera en la que cumplían sus labores de
vigilancia dos miembros del Cuerpo de Carabineros que, creado
en 1829, fueron una figura característica de las costas, los puertos
y las fronteras durante más de un siglo hasta que en 1940 fueron
integrados en la Guardia Civil.
De
fondo, las dos Corachas marítima y terrestre, la Alcazaba,
el Castillo de Gibralfaro y la llamada Cortina del Muelle
Viejo que discurría por la parte inferior de la ladera de La
Alcazaba como parte del camino que continuaba por el Paseo de
Reding en dirección hacia El Palo, la costa oriental y
Almería. Esta calle, que estaba limitada por los muros del
muelle viejo formaba un estrecho paso entre la Aduana y el
citado Paseo de Reding, "pero el nacimiento del Parque
le dio una nueva amplitud y acabó por integrarla en el nuevo espacio
urbano", contó el historiador malagueño Víctor Heredia.
Por
entonces el Castillo de Gibralfaro seguía siendo una
instalación militar en uso, por lo que no fue posible edificar
viviendas en sus proximidades. La Coracha representó durante
más de un siglo una de las estampas más características y
reproducidas de la ciudad, pero el abandono de las autoridades y la
marcha de sus vecinos tradicionales provocó la ruina de las casas.
Después de un anunciado proyecto de recuperación, su demolición
definitiva llegó a finales de la década de 1990.
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