La historia de las prostitutas, las rameras y los puteros, que eran los encargados de regular la prostitución en el centro de Málaga, forman parte de una historia casi olvidada en la ciudad. Una historia que ha rescatado la empresa de Gestión Cultural Cultopía, que desde hace unos años trabaja para sacar a la luz la historia oculta de Málaga organizando diversas actividades como las rutas distintas zonas de la ciudad, ahora suspendidas como consecuencia de las restricciones impuestas por la Covip-19.
Mesón de la Victoria. |
Según Cultopía la idea de que las mancebas trabajaran en mesones partió de Alonso Yáñez Fajardo, a quien los Reyes Católicos habían concedido el negocio de las mancebías o casas de prostitución del Reino de Granada. Aunque suene un poco fuerte, el personaje era considerado el putero mayor de Málaga.
Pero también existían puteros menores, a cargo de las casas de las mancebas y que también eran los encargados de la alimentación y asistencia sanitaria de las prostitutas. Alonso Yáñez era el encargado de cobrar por el uso de las habitaciones de las mujeres públicas. La casa de citas más importante de Málaga en esa época fue el Mesón de la Victoria, donde en la actualidad se ubica el Museo de artes y costumbres populares. En la antigua calle de las Siete Revueltas existía otra zona de casas de citas por su proximidad con la Plaza Mayor, centro social de la vida de la época. En la zona de la calle Camas también existían diferentes prostíbulos. De hecho, de ahí viene su nombre, ya que los establecimientos ofrecían, además de camas, servicios sexuales.
En aquellos tiempos había tres clases de prostitutas; las más baratas, que trabajaban en los arrabales, por lo que las llamaban arrabaleras; las mancebas, que ejercían su oficio en casas, y las rameras, que solían tener un amante adinerado.
En esa sociedad, ya en tiempos de Felipe V, la vestimenta clasificaba a cada persona. Las prostitutas vestían medios mantos negros y rematados en los bordes por unas puntas de tela parda, de ahí viene la expresión “irse de picos pardos”.
Al morir Alonso Yáñez el cargo de putero mayor lo heredó su hijo Diego pero su madre, Leonor, quizá con mala conciencia por el negocio familiar, decide abrir justo al lado de la iglesia, en la calle de las Cinco Bolas, una casa de arrepentidas, para sacar a 13 mujeres de la prostitución, algo que no gustará a su hijo, que tratará de acabar con la iniciativa de la madre.
gracias yo como guia turistico me viene bien saber tosos los detalles gracias
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