El poeta Luis Martín de la Plaza nació en Antequera en los primeros días del mes de febrero del año 1577 y fue bautizado en la iglesia de San Salvador el día 5 de ese mismo mes. Sus padres, García Martín e Inés Gutiérrez, se dedicaron al comercio de paños y tuvieron tres hijos. Luis Martín de la Plaza fue, esencialmente, un hombre de iglesia. Tras acabar los estudios de Humanidades en Antequera, probablemente en la cátedra de Gramática, estudió Cánones en la Universidad de Osuna (Sevilla), donde se graduó en 1597. En 1598 fue nombrado capellán de la iglesia y monasterio de Santa María de Jesús, fundada por su madre. Desde 1605 a 1622 fue párroco de la iglesia de Santa María la Mayor. Murió en esta misma ciudad en torno al 15 de junio de 1625.
Real Colegiata de Santa María la Mayor (Antequera). |
Su obra está marcada por la dispersión en tres antologías de la lírica áurea, Flores de poetas ilustres de Pedro Espinosa (1605), Flores de poetas de J. A. Calderón (1611) y el manuscrito conocido como Cancionero antequerano. Su obra poética no se editó en vida, excepto el corpus contenido en Las flores de poetas ilustres.
Las composiciones incluidas en los otros dos florilegios permanecieron manuscritas e inéditas hasta la publicación de las Flores de poetas en 1896 por Rodríguez Marín y Quirós de los Ríos y la edición parcial del Cancionero antequerano por Dámaso Alonso, afinada por José Lara Garrido con la publicación del tomo primero de este Cancionero, que sólo recoge sonetos. Dominan las composiciones de temática amorosa, que alternan con el asunto mitológico, la reflexión moral, el tema religioso, algunas composiciones laudatorias e, incluso, algunas incursiones en la materia burlesca, como las quintillas “A una mujer flaca”, “Pluma, menester habéis”, determinadas por el modelo de Quevedo. Otra faceta relevante de la producción poética de Luis Martín fue la de traductor de Horacio, a cuyas odas aplica el procedimiento de la amplificatio manierista. El molde estrófico del que el poeta antequerano ostenta mayor dominio es el soneto, aunque cultivó otras estrofas que tienen como metro básico el endecasílabo. La poesía de Luis Martín se sitúa en la línea de depuración que va de Garcilaso a Fernando de Herrera, salpìcada por la asimilación de los principales rasgos de la lengua gongorina.
Manifiesta su poesía un gran dominio del latín y de la lengua toscana, así como la afición del poeta a participar en certámenes literarios. Su valoración entre los poetas del grupo antequerano-granadino se vió eclipsada por la relevancia crítica otorgada a la figura de Pedro Espinosa. Aunque la calidad de su obra fue reconocida por sus contemporáneos y por la historiografía posterior. La excelencia de la obra poética de Luis Martín de la Plaza, quedó patente en la recuperación de la obra del poeta antequerano certificada con la edición completa de sus poesías en 1995.
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