En el año 1846 se producen en varios puntos de España pronunciamientos militares frustrados de carácter progresista, entre ellos uno en Málaga, considerada un importante núcleo urbano, comercial e industrial, con una población mayoritariamente cercana a las ideas progresistas y liberales.
Alameda Principal en la actualidad. |
El centro de la conspiración en Málaga fue un oficial prusiano, Augusto Fernando Schiwikar, que había servido en el ejército español durante la Guerra Carlista. Es en este contexto en el que sucede el atentado, el 2 de mayo, contra el coronel del regimiento provincial de Granada, Rafael Trabado.
Hay que añadir que Trabado se había comprometido días antes con Schiwikar a participar en el pronunciamiento planeado para llevar a cabo en distintos puntos de España, aunque luego cambió de postura y se mantuvo fiel al Gobierno que encabezaba Francisco Javier Isturiz.
Lo cierto es que a la caída de la tarde del día 2 de mayo de 1846, la Alameda Principal de Málaga se encontraba llena de ciudadanos que paseaban antes del anochecer, entre ellos se encontraban el comandante general de la plaza, el citado coronel Trabado, el responsable de Artillería, y el coronel Mogrobejo.
Su animada conversación, con sucesivas paradas a lo largo del trayecto, les llevó al final de este. Tan absortos estaban en la charla, que no se percataron que hacia ellos se dirigían varios individuos y al llegar a su altura, uno de ellos disparó al coronel Trabado, que resultó herido en un costado, haciéndole caer. Casi al mismo tiempo, otro de los individuos se abalanzó sobre el con un puñal con intención de rematarlo.
El coronel Mogrobejo intentó defenderlo, pero los otros individuos le apuntaron con sus fusiles. Mientras, el jefe de Artillería, se defendió haciendo uso de la espada de Trabado. Pasado el factor sorpresa, los atacantes huyeron rápidamente por el río Guadalmedina, la Alameda entonces acababa en el cauce de ese río, a la vez que rápidamente se pedía auxilio para el herido, que fue de inmediato trasladado a la cercana casa de Pedro Reboul, falleciendo días después y su entierro constituyó un acto de gran solemnidad así como sus exequias en la Merced.
El comandante general a la plaza, que consiguió escapar, se dirigió al cercano cuartel de la Parra para hacerse cargo de la investigación de los hechos, pero tras atravesar la Puerta del Mar y doblar la esquina de calle Nueva, le dispararon un tiro, que rozó su cabeza sin herirlo.
Tras las pesquisas llevadas a cabo, se detuvo al capitán Pacheco, pero con posterioridad se supo que el autor de los atentados había sido Augusto Fernando Schiwikar, de común acuerdo con otros individuos, con quienes realizó un sorteo para ver quien debía disparar a los militares, tocándole al citado. Schiwikar fue detenido el 13 de junio y juzgado en un consejo de guerra que le condenó a muerte.
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