La localidad malagueña de Guaro, es solo un ejemplo de una práctica habitual en el siglo XV y que consistía en el reparto de los bienes de los moros que se habían ausentado de su localidad de residencia para ser repartidos entre los cristianos.
Panorámica de Guaro. |
El primer asentamiento de Guaro, que se situó en el lugar conocido como Guaro el Viejo, enclavado a los pies de una torre que formaba parte de una cadena de castillos que se extendían por toda la zona, se rindió a los Reyes Católicos cuando se produjo la toma de Coín, en abril de 1485.
Guaro fue de los pueblos donde las relaciones entre mudéjares y cristianos viejos se realizaron sin tensión, incluso se sabe que los alguaciles y alcaldes musulmanes gozaron de gran prestigio y eran consultados por las autoridades superiores para resolución de negocios y litigios.
Un hecho que se puede comprobar en la Real Provisión de 7 de junio de 1491, donde se habla de la comparecencia en la Mezquita de la Morería de Málaga ante Alí Dordux, cadí de los mudejares malagueños, impuesto por los Reyes Católicos para solucionar los problemas de esta población, del alguacil moro de Guaro Hamet-Haza, con alguno de los vecinos de dicho poblado y otros del de Monda, para detallar las propiedades que en el término existían pertenecientes a los antiguos pobladores, que habían marchado a África por no ser súbditos de los reyes, con el fin de ser repartidos entre los cristianos viejos llegados de otros lugares.
Guaro fue titulada villa y cabeza o capitalidad de un condado del mismo nombre en 1614, por Felipe IV, para premiar con dicho título los servicios de don Juan de Sotomayor Carrillo de la Vega, Oidor de la Corona de Castilla.
El libro Efemérides de Málaga y su provincia, de Narciso Díaz de Escovar y Joaquín María Díaz Serrano, se recoge la noticia de los hechos citados, afirmando que el día 7 de junio de 1491 en la Mezquita de la Morería, ante Alí-Dorux, comparecieron los moros Hamet Haza, alguacil de Guaro; Hamet Sambry, vecino de Monda, Alí Haban, Hamet Oleylas, Alí Atalia y Mahomad Amodeguar, con los testigos Pedro Falcón y Fernando de Plasencia y previo juramento que les tomó Alí Dordux, expresaron y señalaron los bienes que en los términos de Monda y Guaro existían, pertenecientes a moros que se habían ido al África, y no estaban al servicio de Sus Altezas, para ser repartidos entre los cristianos.
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