Ana Adamuz Rivas, conocida artísticamente como Anita Adamuz, nació en en 1887 en la localidad de Escañuela (Jaén), aunque con sólo dos años se trasladó a Málaga y aquí transcurrieron los primeros años de su vida. Se formó como actriz en la Academia de Declamación de Díaz de Escovar y Ruiz Borrego.
Su labor interpretativa se desarrolló en las más destacadas compañías teatrales de las primeras décadas del siglo XX, como la Compañía Dramática de Rosario Pino y Emilio Thuillier, con la que la actriz se presentó en los escenarios americanos.
En Madrid se dio a conocer al público en el teatro Princesa, como actriz de la Compañía Dramática de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, con la que participó en giras por distintas provincias de España, alcanzando pronta fama en la escena nacional. Actriz temperamental e intuitiva, desempeñó con acierto su papel en obras del teatro clásico, como La Celestina de Fernando de Rojas y El perro del hortelano de Lope de Vega, y en dramas y comedias destinadas al gran público, dirigiendo desde muy joven su propia compañía teatral.
Fue también una actriz comprometida, siendo una de las firmantes de un manifiesto en febrero de 1935 en apoyo de la representación de la obra Yerma, de su autor Federico García Lorca y de la actriz Margarita Xirgú, ante la queja de sectores conservadores de la sociedad madrileña. En su filmografía destacan las adaptaciones a la pantalla de obras teatrales como Currito de la Cruz (1926), La Hermana San Sulpicio (1934), La Dolores (1940) y Brindis a Manolete (1948).
Fue la primera catedrática de la Escuela de Arte Dramático malagueña y recibió del Ayuntamiento de Málaga el nombramiento como Hija Adoptiva y Predilecta de la ciudad. Después, parece que se retiró de la escena hasta su fallecimiento en Madrid el 27 de marzo de 1971 con setenta años de edad. En Málaga se la recuerda con una calle con su nombre.
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