El diario La Vanguardia del 20 de febrero de 1962 informaba de la estancia en Málaga del rey de Arabia Saudita, Abdulaziz bin Saúd, que según el rotativo era el huésped de honor de los malagueños. La estancia en Málaga del monarca y de su numeroso séquito, “es el tema de las conversaciones malagueñas de estos días”, reseñaba el periódico.
Saúd bin Abdulaziz. |
El atuendo de alguno de los acompañantes del rey llamaron la atención en las calles, y la gente se agolpaba cuando los veía en los establecimientos donde realizaron compras. Saúd bin Abdulaziz tuvo ocasión de comprobar como el pueblo le acogía con toda simpatía, correspondiendo a su gesto al asistir al encuentro de fútbol que el Málaga jugó en la Rosaleda contra el Cartagena.
Estuvo en el palco presidencial, en unión del gobernador civil, alcalde, gobernador militar, jefe del Sector Naval señor Rodríguez de Cárcer, de representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores, y otras autoridades. El público le aplaudió mucho al llegar, al interpretarse los himnos y al abandonar el recinto, que lo hizo en coche descubierto en compañía del alcalde.
El periódico resaltaba que el presidente del club le entregó al jeque el escudo en oro del Club Deportivo Málaga, con un brillante por balón. Y se pudo ver el entusiasmo de los pequeños príncipes ante el juego que se desarrollaba en el campo, sobre todo cuando quien avanzaba era el musulmán Abdalah Ben Barek de la selección marroquí.
El rey había almorzado en Torremolinos, al sol y al aire libre, junto a la piscina y allí recibió la visita del alcalde malagueño que le hizo entrega del pergamino en el que constaba el acuerdo de declararle huésped de honor. Después, con la primera autoridad civil emprendió viaje hacia el campo de fútbol. En esta misma carretera se produjo en la tarde anterior un accidente al paso de la caravana real. Se atravesó un camión arrollando a un guardia civil de tráfico que daba escolta con su moto. Resultó con diversas lesiones de carácter grave por lo que hubo de ser internado en el Hospital Militar e intervenido quirúrgicamente. Su Majestad se interesó por el estado del herido y por un emisario le envió un gran ramo de claveles al hospital.
En la mañana del día siguiente el monarca saudita realizó un paseo en automóvil hasta Estepona. Al otro día realizó una visita a Granada, para pernoctar en aquella capital y regresar después a Málaga.
El periódico catalán también recogía unas declaraciones de Saúd bin Abdulaziz en las que manifestó que estaba muy agradecido al jefe del Estado español, Gobierno y españoles todos por las constantes muestras de simpatía de que le hacían objeto. “La Costa del Sol, dijo, es maravillosa por su temperatura, playas y magníficos hoteles que estoy conociendo”.
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