San Patricio figura ya como obispo de Málaga en las actas del Concilio de Elvira, o de Iliberis, la actual ciudad de Granada transformada por entonces en un floreciente núcleo urbano, conocido con el nombre de Florencia Iliberritana y perteneciente a la provincia romana de la Bética.
Actual parroquia de San Patricio. |
Celebrado entre los año 300 y 313, asistieron al cónclave 9 obispos y 26 presbíteros de la península ibérica, así como diáconos y laicos. El obispo malagueño estuvo acompañado, como consejeros, de sacerdotes de Teba, Ronda la Vieja y Alhaurín el Grande.
En este Concilio se da fuerza a la presencia del cristianismo y se intensifica el número de conversiones, de manera que se llenaban los templos a rebosar y hubo que construir muchos nuevos. San Patricio ejerció su apostolado durante el gobierno del emperador romano Diocleciano y el tetrarca de occidente Maximiano, en cuyo tiempo los cristianos sufrieron una dura persecución, con numerosos mártires, entre los que destacaron San Ciriaco y Santa Paula, los patronos de Málaga, martirizados a orillas del Guadalmedina. El mismo Patricio fue objeto de la cruel persecución de los cristianos por lo que tuvo que expatriarse a las Galias, donde murió.
El papa Gregorio XVI por decreto de 26 de abril de 1834 mandó que se restaurara su culto. Se le considera el primer obispo malagueño y no hay datos de sus sucesores episcopales hasta el año 579. Tiene dedicada una calle en Málaga, en la zona de la Victoria.
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