Mastodon Málaga y sus historias: La Hacienda de Giró

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lunes, 23 de mayo de 2022

La Hacienda de Giró

 

La Hacienda de Giró, hoy desaparecida, fue una de las grandes villas malagueñas del siglo XIX. Su propietario, Juan Giró, creó un jardín y un conjunto artístico muy notables que se convertirían en referencia de la burguesía malagueña. A su muerte, la finca fue vendida y utilizada como hotel, uso que tendría hasta mitad del pasado siglo XX, momento en el que fue convertida en colegio y residencia de estudiantes. Durante algunos años se conservaron tanto la casa como el jardín pero en la década de los setenta la casa fue derribada y el jardín convertido en instalaciones deportivas.


Hacienda Giró (Archivo Fotográfico Municipal).


Juan Giró nació en Gibraltar en 1797 y hacia 1825 se estableció en Málaga donde vivió hasta su muerte ocurrida en 1872. Su actividad empresarial se inició con Manuel Agustín Heredia y la sociedad anónima “Nuestra Señora de la Concepción”. Tras desvincularse de ella se unió, en 1841, a la sociedad “El Ángel” de la que fue director hasta su desaparición.

En 1853 compró una finca en el Camino de Vélez, actual Paseo de Sancha, y la convirtió en una hacienda de recreo. La casa disponía de grandes salones con pinturas en los techos. En ella guardaba una de las mejores colecciones de arte de la ciudad que contaba con obras de Murillo, Tiziano, Mengs y Giordano, entre otras. La casa daba paso a un jardín de grandes dimensiones adornado con fuentes de mármol y estatuas italianas del siglo XVIII.

En 1872, muere Juan Giró y en 1874 su único hijo. En 1888, la finca fue vendida por su viuda a Tomás Heredia Grund quien se la alquiló a Mrs. Cooper que convirtió la casa de la hacienda en una pensión. Tras la muerte de Tomás Heredia en 1893, la Hacienda Giró fue comprada por Serafín Romen Fages, conde de Barbate, que mantuvo el arrendamiento a Mrs. Cooper y en 1928 se la venderá a la familia Kusche. Durante la Guerra Civil el edificio fue ocupado por las fuerzas sublevadas y la Legión Cóndor, convirtiéndose en hospital de las Fuerzas Armadas.

En 1945 la familia Kushe recuperó la propiedad de la hacienda y la alquilan a unos holandeses que la convertirán en el Hotel Belaire. En 1959, María y Eva Kushe, venden la propiedad a la Institución Teresiana, que convirtieron la finca en el colegio actual. Durante algunos años se conservó la casa y el jardín pero en los años 70 la casa fue derribada y los jardines convertidos en instalaciones deportivas.

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