Mastodon Málaga y sus historias: El malagueño ajusticiado en Gibraltar

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viernes, 14 de octubre de 2022

El malagueño ajusticiado en Gibraltar

 

El periódico madrileño La Correspondencia de España informaba en su edición del 8 de mayo de 1886 de la ejecución en la horca de Francisco Contreras Castillo, natural de Estepona (Málaga), de 49 años de edad y frutero de profesión. Hacía 55 años que no se había utilizado el cadalso en Gibraltar. En la información no se hace ninguna mención al delito cometido por Contreras Castillo, que se supone, por la dureza de la condena, que fue el de asesinato.


Peñón de Gibraltar.


La crónica del citado rotativo señalaba que minutos antes de las siete salió de su celda acompañado de los sacerdotes Cabello, Fariñas y Calero, el encargado del castillo y dos carceleros, bajó a uno de los patios donde estaba levantado el patíbulo; el corto trayecto que anduvo lo hizo con toda serenidad, subió igualmente la escalera del mismo, y al colocarlo el verdugo para ser ejecutado, habló las siguientes palabras: “Me perdonen todos. La bebida ha sido la causa. Si yo me escapo por la ventana donde se escapó el otro, me hubiera salvado. Si alguno de ustedes conoce a mi hermano darle memorias”. Y dirigiéndose al verdugo, el cual tenia la cara cubierta con una careta negra,le dijo: “Espero que no me hagas sufrir mucho”. Palabras que expresó con ánimo y serenidad mientras el verdugo le colocaba !a soga. A los pocos minutos se cumplió el fallo dictado por la sentencia.

La misma crónica periodística señalaba que en los momentos de la ejecución se oía el tañido de una campana tocando a agonía, y al consumarse aquella, en lo alto de la cárcel enarbolaron una bandera negra, la que permaneció izada por espacio de una hora.

Al subir al patíbulo lo acompañaron los referidos sacerdotes, dos jueces de paz y el jefe de policía, los que permanecieron en el tablado durante la ejecución. A las ocho de la mañana se procedió a descolgar el cadáver, lo que efectuaron el verdugo,"hombre de tipo raquítico y semblante nada halagüeño, y dos presos de aquella cárcel.

A las ocho y cuarto se reunió el jurado de investigación, y después de examinar el cadáver, pasó a deliberar dando un veredicto, “muerto por estrangulación, cumpliendo sentencia del Tribunal Supremo”. Su cadáver ha sido sepultado en la misma cárcel, terminaba la crónica.

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