Las denominadas mujeres espiritistas de El Perchel, seguidoras de las teorías teosóficas de Madame Blavastky (escritora, ocultista y teósofa rusa) gozaron de una gran popularidad entre los habitantes del barrio malagueño de El Perchel, especialmente durante el transcurso de la Guerra Civil y en los difíciles años de la postguerra, en los que la pérdida de seres queridos y las dificultades económicas hicieron que muchos malagueños acudieran a estas mujeres buscando respuestas desde el más allá.
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Barrio de El Perchel. |
Junto a las espiritistas existían y todavía existen, las echadoras de cartas, las adivinadoras y las sanadoras o curanderas, que generalmente cobran pequeñas cantidades a cambio de sus servicios.
Los orígenes en El Perchel de saludadores, hechiceras, echadoras de cartas y espiritistas se remontan desde la misma configuración de la tradicional y típica barriada de Málaga, que a lo largo de su historia ha sido sometida a diversas calamidades como, por ejemplo, epidemias e inundaciones, lo que creó el terreno propicio para las actividades citadas.
Lo que parece claro es que estas mujeres, vendedoras de remedios y dispensadoras de oraciones, eran pícaras, astutas y sin ningún convencimiento de poseer actitudes sobrenaturales y sí una mañosa habilidad para engañar a los incautos. Lo que es cierto es que de sus presuntos poderes ‘demoníacos’ hacían un lucrativo negocio
Aunque no se puede decir lo mismo de las espiritistas, como era el caso de María ‘la del gato’, una verdadera convencida de estar en posesión de condiciones especiales para la comunicación ultraterrena.
Aunque en realidad no fueron muchas las mujeres que en el barrio se dedicaban a esta actividad y, que según las fuentes, se podían contar con los dedos de una mano. Eran las que se dedicaban con reconocido prestigio y autoridad al espiritismo, a través de la cartomancia, quiromancia y adivinación
Una de las más famosas, que vivía en la calle Peregrino, lo mismo decía la buenaventura que echaba las cartas, vendía amuletos de todo tipo, desde la pata de conejo momificada, hasta el saquito de tierra del cementerio. Esta mujer, María Alcalá, chiquitilla, reseca, negruzca, de ojos pitañosos y nariz afilada, ya andaba cerca de los 70 años cuando salió de la cárcel, cumplida condena, acusada de estafa y malas artes y a la que la tradición popular atribuía pactos con el mismísimo demonio.
Había otras famosas espiritistas, como Teresa, que vivía en la calle Constancia, Fuensanta, en la calle Cerrojo y otras como María ‘la viuda’, que vivía en la plaza de Mamely, y que era experta en el remedio llamado ‘de las siete monedas’; y María ‘la del gato’, que vivía en la calle Angosta del Carmen y que cuando empezó a frecuentar el centro espiritista de la calle Pozos Dulces, se inició en invocar a los espíritus y adivinar el futuro. Se han documentado llamativos casos al respecto.
Fuente documental: Cosas de Málaga. Recuerdos de El Perchel. Gustavo García-Herrera. Editorial Arguval.
Yo nací en el 42 en calle Pozos Dulces hasta el 62 y nunca e sabido que había una bruja allí.
ResponderEliminarMuy interesante el artículo.
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