Mastodon Málaga y sus historias: Ferrándiz
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miércoles, 13 de marzo de 2019

La reina reinaugura el Teatro Cervantes

El Teatro Cervantes, adquirido por el Ayuntamiento tres años antes para su rehabilitación, es reinaugurado el día 6 de abril de 1987, ciento diecisiete años después de la primera actuación en su escenario.

Interior del Teatro Cervantes.
La reina Sofía descubre la placa conmemorativa y preside el primer concierto junto al ministro de Cultura, Javier Solana, y el alcalde Pedro Aparicio. El telón pintado por Ferrándiz vuelve a lucir en todo su esplendor.

En la segunda mitad del siglo XIX, un grave incendio destruyó en su práctica totalidad el Teatro de la Libertad, anteriormente llamado del Príncipe Alfonso, inaugurado con motivo de una visita a Málaga de la reina Isabel II. Tras la pérdida de este emblemático edificio, un grupo de personas de relieve social, muy ligadas al arte y la cultura de la capital, se asocian con el fin de dotar a la ciudad de un nuevo espacio escénico en el que dar cabida a las diferentes artes escénicas que proliferaban fruto del auge económico y cultural que vivía la urbe y satisfacer las necesidades de ocio de la burguesía.

Esta comisión, creada para materializar el proyecto de construcción de un gran teatro para la ciudad, encarga la ejecución del mismo al arquitecto municipal Gerónimo Cuervo, autor de grandes operaciones urbanísticas y arquitectónicas, y éste, a su vez, requiere la colaboración del pintor valenciano Bernardo Ferrándiz, afincado en Málaga. La decoración fue concebida conjuntamente por ambos artistas y, debido a la premura de las obras, se vieron en la necesidad de contar con la ayuda de otro pintor, Antonio Muñoz Degrain.

A Ferrándiz se le encomienda la pintura del telón de boca (en el que el pintor se autorretrata en la figura de Mefistófeles) y del techo de la sala. Para esta última se decide por una alegoría de la ciudad, en la figura de las Bellas Artes, en el centro del lienzo rodeada de todos los aspectos de su economía, entonces en pleno florecimiento: agricultura, alfarería, industria, transporte, pesca,  y situación estratégica para el comercio marítimo.

Las obras se realizaron entre abril y noviembre de 1870. La inauguración tuvo lugar el 17 de diciembre, con la interpretación de la versión sinfónica de la ópera Guillermo Tell, de Rossini. Las crónicas de la época resaltarón su capacidad (de 2.300 a 2.400 personas), las excepcionales dimensiones del escenario, así como la ornamentación que crea un conjunto realmente sugestivo en su interior.

A lo largo de los años, el edificio sufre una serie de cambios de muy diversa índole, pero son la indiferencia y el abandono los que lo convierten, prácticamente, en una ruina. En 1950, el teatro presenta un serio deterioro; es entonces cuando sus instalaciones son acomodadas a las normativas vigentes y se hacen reformas que alteran gravemente su diseño, distribución y elementos arquitectónicos. Se determina la habilitación de un bar y una cabina para proyecciones cinematográficas y será ésta la actividad a la que quede reducido.

Como ya se ha dicho, en 1984, el Ayuntamiento adquiere la propiedad del Teatro Cervantes y financia las obras para su reconstrucción con la ayuda de las subvenciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, el Ministerio de Cultura y la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. El nuevo teatro, con un aforo definitivo de 1.171 localidades distribuidas entre butacas y palcos, es equipado con los materiales, dispositivos e instrumentos exigidos por las normativas técnicas vigentes para un local público de sus características.

En 2002 se diseñó e instaló en el escenario una concha acústica, para permitir que los conciertos sinfónicos y los recitales líricos ofrezcan las mejores condiciones de sonoridad. En 2005 se restaura el techo, el lienzo de Bernardo Ferrándiz. La siguiente modificación relevante a efectos de las representaciones líricas fue la instalación, en 2008, de una plataforma hidráulica en el escenario que permite tres disposiciones diferentes del mismo: con foso para alojar a la orquesta en caso de funciones de ópera, zarzuela o musicales, con la plataforma al ras del patio de butacas para representaciones convencionales o con la plataforma al mismo nivel del escenario para ampliar su extensión.

Durante 2011 se acometieron dos actuaciones de importancia en el edificio y su equipamiento. También se instalaron un elevador, un sistema de bucle magnético de inducción para los usuarios de audífonos y un sistema de señalización del recinto con pictogramas, lectura fácil y braille. La segunda actuación fue la reparación de los desperfectos de la fachada y del rescate de los colores originales que tenía el teatro en el siglo XIX, junto con la sustitución de los escalones de acceso a la puerta principal.

En el verano de 2016 se realizaron obras de restauración y conservación en el interior, consistentes en el cambio de la solería y el pavimento de madera del patio de butacas, que se encontraba en mal estado. Se aprovechó la actuación para dotar al patio de butacas de un poco más de pendiente, de manera que se mejoró la visibilidad en las últimas filas de asientos. Un año más tarde se procede a la restauración del ya descrito telón de boca.

(*) Información elaborada con datos obtenidos de la página web del Teatro Cervantes.