Es
cierto que, según distintas fuentes, en Málaga ocurrieron
una serie de asesinatos, entre los años 1890 y 1920, cinco mujeres
de edades comprendidas entre los 18 y los 21 años fueron encontradas
asesinadas en la orilla del río cercano a la casa del Cortijo
Jurado, pero no existen casos de desapariciones sistemáticas en
los archivos policiales de la época. Los cuerpos mencionados
aparecían tras varios días de desaparición, sin constancia de que
tuviesen algún tipo de signo de rituales satánicos o abusos
sexuales.
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| Foto reciente del Cortijo Jurado. |
También
es verdad que algunos enlazaban estos hechos con los fusilamientos
que tuvieron lugar en su entorno durante la Guerra Civil, en
la que la construcción ejerció como hospital además de convertir
sus sótanos en calabozos, pero es evidente que no coinciden las
fechas con los asesinatos de los que se tiene constancia.
Pero
la leyenda popular sigue manteniendo que, en una fecha indeterminada,
todavía en el XIX, comenzaron a ocurrir en Málaga una serie
de extrañas desapariciones de niñas que sistemáticamente fueron
asesinadas tras ser objeto de las más diversas vejaciones y de
rituales de índole satánico.
La
familia Heredia no tardó en ser el punto de mira de las
acusaciones de estos presuntos asesinatos, ya que se les suponía
pertenecientes a la masonería -una vez más los masones como cabeza
de turco-, que, presuntamente, prácticas satánicas que habrían
importado de sus amistades en Francia y en Inglaterra.
Como
se ha escrito, los cuerpos de estas niñas aparecieron en la ribera
del río que corría cercano a la finca y que los mismos integrantes
de la familia habrían llevado hasta allí por los túneles secretos
que comunicaban el cortijo con el río. En los sótanos, habría
máquinas de tortura que eran usadas en dichos rituales.
En
las publicaciones especializadas y más tarde en las redes sociales
comienzan a circular fotografías de supuestos espíritus en sus
ventanas, orbes y figuras que toman forma en los vapores de las
noches frías, más tarde, las sesiones de güija de supuestos
adolescentes atrevidos confirman e incluso dan nombre y apellidos de
las pobres criaturas que allí fueron presuntamente asesinadas,
señalando en algunos casos el lugar exacto del patio donde están
enterradas.
Parapsicólogos
de reputación graban psicofonías, algunas de ellas estremecedoras,
y algunos médiums salen sin respiración del cortijo tras sentir en
sus entrañas la terrible presión de los hechos que allí
acontecieron.
La
realidad es que no existe ningún dato que implique a ninguna de las
dos familias. Larios y Heredia, en los presuntos
asesinatos ni constancia real de la existencia de los túneles
mencionados que relacione a algunos de los Heredia con los
terribles asesinos. Las fotografías que se pueden encontrar en la
red, de supuestas figuras y luces, no tienen la claridad suficiente
para poder tomarlas como prueba. Lo que hace pensar que nada oscuro
ocurrió allí.
Los
extraños ruidos y luces que observan los vecinos de la zona no son
difíciles de explicar, pues el cortijo, antes de estar la entrada
prohibida y vigilada, era un centro de peregrinación de los jóvenes
malagueños en busca de aventura y de muchísimos grupos de
investigación paranormal.
El
grupo Mirador se hizo de la hacienda para construir un lujoso
hotel de 200 habitaciones en 2002. Solo se pusieron en esos años las
estructuras de hierro para evitar más desplomes ya que se trata de
una construcción protegida. Después el cortijo pasó a manos de la
promotora Promociones Pantie, envuelta en varios litigios
judiciales.
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‘La herencia envenenada del marqués de Larios’ que puede
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