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Una reciente manifestación del 1 de mayo en Málaga. |
Numerosas sociedades obreras se dan cita en la plaza de Riego (Merced) a las diez de la mañana y entre ellas la de los
ferroviarios, quienes portaban una carroza que representaba a la República, simbolizada en la figura de
una mujer envuelta en la bandera republicana.
La prensa calcula en más de cincuenta mil las personas que
participaron en la manifestación. Desde el balcón de la Aduana hablaron el alcalde, Baeza
Medina, el gobernador, Jaén Morente,
y el capitán Piaya, malagueño que
había cooperado en la sublevación de Jaca.
Por la tarde, la CNT
celebró un mitin en la plaza de toros, donde se pidió la abolición de la pena
de muerte y la desaparición de la Guardia
Civil.
En aquella jornada quizá nadie podía prever lo que sucedería
pocos días más tarde. El 11 y 12 de mayo de 1931 la ciudad escribió una de sus
páginas más tristes, al producirse la trágica la quema de iglesias y conventos.
El primer gran toro con el que tuvo que lidiar la incipiente República española tuvo como escenario
la capital de la Costa del Sol, que
quedó sumida en el caos con el asalto de edificios religiosos y civiles.