Mastodon Málaga y sus historias: enfermedades infecciosas
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martes, 20 de mayo de 2025

El lazareto del puerto

 

En 1776, durante el reinado de Carlos III, se construyó un lazareto en el recinto del Puerto de Málaga coincidiendo con la intensificación de las obras del Muelle Nuevo y sus escaleras.


Puerto de Málaga en 1890.


En la costa andaluza destacaron los lazaretos asentados en los puertos de Málaga y Cádiz. Los lazaretos de los puertos eran instalaciones sanitarias que se utilizaban para aislar a las personas y las mercancías procedentes de otros países que pudieran estar contaminadas con enfermedades infecciosas. Su objetivo era prevenir la propagación de estas enfermedades a la población local.

Los lazaretos se remontan a la Edad Media, cuando se utilizaban para aislar a las personas con lepra. Sin embargo, su uso se generalizó en el siglo XVII, con la llegada de la peste negra a Europa.

En España, los lazaretos se construyeron en todos los puertos importantes del país, desde el siglo XVII. Algunos de los lazaretos más conocidos fueron el lazareto de Mahón, en Menorca, y el de Málaga. Los lazaretos dejaron de utilizarse en el siglo XX, con el desarrollo de la medicina y la aparición de vacunas para las principales enfermedades infecciosas

En los años finales del siglo XIX se construyeron en el entorno del Hospital Civil el lazareto, donde se aislaba a los infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas, la leprosería y el manicomio. Las instalaciones del lazareto entraron en funcionamiento en 1885.

jueves, 27 de febrero de 2025

El hospital de la Cruz Verde

 

Los hospitales de contagio eran centros sanitarios donde se albergaba a los individuos contagiados con el propósito de una posible cura, o al menos de paliar el dolor y el sufrimiento, y sobre todo para mantenerlos alejados del resto de los ciudadanos; en pocas palabras, eran hospitales de convalecencia y cuarentena, como es el caso del hospital de San Juan de Dios en la Cruz Verde. Su historia se remonta al siglo XVII, cuando la orden estableció diversos hospitales y centros de caridad en la ciudad.


La Cruz Verde en el siglo pasado.


El hospital de San Juan de Dios en la Cruz Verde era un lugar privilegiado, ya que se situaba a las afueras de la ciudad, lo que trajo consigo un incremento de ingresos de enfermos El hospital presentaba una gran extensión, la componían cuarenta casas, cerrándose por la parte alta y abriéndose al campo, por su parte trasera, lo que permitía a los enfermos disfrutar de la naturaleza. Una de las primeras casas funcionaba como establo y hacia la mitad de la calle se situó el oratorio y el alojamiento de los sacerdotes. Los médicos y cirujanos tenían sus aposentos en una misma casa, y el resto del personal residía en las casas de enfrente. En las casas medianeras se dispusieron las despensas y las cocinas.

Hombres y mujeres enfermos eran encamados en zonas separadas. El hospital presentaba espacios diferenciados como eran las salas de contagio, de convalecencia y de cuarentena. El camposanto y los quemaderos de ropas se situaban más allá del río Guadalmedina, pues según los médicos, las ropas eran un importante foco de contagio .

Hay que tener en cuenta también las mejoras e innovaciones que se pusieron a prueba, como la curación de los contagiados por medio de sudores, es decir curación como las provocadas por el agua de escorcionera y piedra de Beozar, tal y como figura en la relación de medicinas del centro . Se inicia también una sustitución del método tradicional de purgantes por el de remedios químicos.

La movilidad anual de enfermos oscilaba entre unos cuatrocientos y quinientos que eran atendidos en dos temporadas, primavera y otoño, subdivididos en dos camadas de curación de veinte días de duración cada una de ellas; una para sifílicos o enfermos del “mal gálico”, y otra para los llagados.

Respecto a los enseres sanitarios y quirúrgicos solían ser mínimos e insalubres, algunos de ellos con un aspecto terrorífico y escalofriante. Un ejemplo de ellos son los sangradores.


Fuente bibliográfica: Instituciones benéfico-sanitarias en la Málaga de fines del siglo XVII: el Hospital de Santa Ana. Antonio Jesús Jiménez Sánchez. Universidad de Málaga

jueves, 25 de marzo de 2021

La epidemia de peste de 1583

 

La ciudad de Málaga sufrió un gran número de epidemias durante todo el siglo XVI pero entre los años 1582 y 1583 padeció uno de los más importantes brotes epidémicos de la centuria, afectando no sólo a la ciudad sino también a muchos pueblos, incidiendo dramáticamente en su población y provocando un gran quebranto económico. Algunos autores consideran que la peste se encontraba instalada en Málaga desde el verano de 1581, disminuyendo el número de enfermos durante los meses de invierno y alcanzando su máxima intensidad en marzo de 1583.


El cabildo catedralicio tuvo un papel destacado contra la edpidemia.


Esta periodicidad se puede comprobar con los acuerdos adoptados por el cabildo catedralicio el día 12 de septiembre de 1582, cuando se pone de manifiesto que se había determinado hacer un hospital para curar a los enfermos con tumoraciones, quedando patente que la enfermedad se encontraba activa en la ciudad desde ese momento.


Las Actas Capitulares son una fuente excelente para ilustrar las graves circunstancias que vivieron los malagueños y sus autoridades que intentaron detener la propagación de la enfermedad. Una larga serie de medidas intentaron mejorar las condiciones de los ciudadanos, pero no impidieron que, ante la falta de eficacia de tratamientos médicos, las victimas ascendieran en gran número.


La avalancha de gastos motivados por la epidemia hará que el Ayuntamiento de Málaga se viera obligado a solicitar socorro de la Corona para poder costear las numerosas deudas ocasionadas por el mantenimiento de los hospitales. Según el concejo, los gastos ascendían a más de 5.000 ducados, entre los pagos al boticario y los salarios de cirujanos, médicos, barberos y personas que habían asistido a los enfermos durante el contagio.


Tras casi dos años de enfermedad y cerca de 12.000 personas afectadas entre muertos y enfermos, la ciudad vuelve a recuperar la salud y su actividad con un balance de graves consecuencias tanto personales como económicas.


La pérdida de población, cargos públicos vacantes, endeudamiento del concejo, interrupción de la actividad económica con la consecuente crisis de abastecimiento en Málaga y todos los pueblos de su jurisdicción, serían las consecuencias del azote de la plaga.


El brote epidémico se consideró concluido el 14 de agosto de 1583, cuando el portero de la ciudad llama a cabildo por orden del corregidor para informar a todos los caballeros del buen estado de salud que había y tratar de las fiestas que se debían hacer para dar gracias a Dios por el fin de la epidemia. Acordándose igualmente informar al Obispo para que, a su vez, diera las órdenes oportunas para realizar una procesión el día de San Roque. Unos meses después, el 18 de enero de 1584, el cabildo malagueño acordó celebrar fiesta el día de San Sebastián en conmemoración de la salud de la ciudad y la liberación de la peste.

martes, 17 de noviembre de 2020

Las cartillas de racionamiento

 

El abastecimiento de Málaga, como el de todo el país, atraviesa un período de serias dificultades, una situación que se refleja en una política de estrictos controles y fuertes sanciones para evitar abusos.


Colas para recoger los alimentos racionados.


La miseria y la falta de comida se instalaron en infinidad de hogares tras la guerra civil. La mayoría de la población carecía de recursos económicos para pagar los elevados precios de los escasos productos alimenticios que se ponían a la venta en el mercado negro.


Durante el mes de enero de 1940, se anuncia el racionamiento en todas las provincias, implantándose las cartillas de racionamiento, una que incluía comestibles, carne y aceite y otra para los demás alimentos, para tratar de asegurar así los mínimos a toda la población, que fueron entregadas a los cabezas de familia en los establecimientos a un precio de 0,50 pesetas. Estas cartillas fueron individuales a partid de 1943.



Para intentar calmar los ánimos de la población el 20 de enero el Gobierno Civil anuncia que en breve llegarían a la ciudad dos barcos con tres mil toneladas de trigo y cuatro mil de cereal.


Se persiguen las ventas abusivas y se dictan multas ejemplarizantes de entre 25 y 6.000 pesetas. En julio se anuncia el ingreso en prisión de veinticuatro personas detenidas en la estación tratando de introducir pequeñas cantidades de pan blanco, harina, fideos y cebada.


También se impone un fuerte control en la venta de tejidos y se dictan multas de elevada cuantía y castigos de tres meses en un batallón por infringir las tasas. Hijos de Alvarez Fonseca, Gómez Hermanos y Sobrinos de Félix Sáenz reciben las sanciones más fuertes, entre 100.000 y 250.000 pesetas. Había comenzado, sin embargo, una época de hambre y mercado negro que en ocasiones contaba con la complicidad de las autoridades.


La consecuencia directa de la mala o nula nutrición fue el incremento de una serie de enfermedades como las hepáticas, la tuberculosis, la gripe, las fiebres tifoideas, el paludismo y la disentería. La mortalidad entre niños y ancianos se disparó.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Congreso Provincial de Higiene


La miseria que la falta de trabajo impone a las clases más pobres de Málaga, unida a las precariedades sanitarias de principio de siglo que disparan el índice de mortalidad, conduce a la celebración en Málaga, entre el 16 y 19 de agosto del año 1906, de un Congreso Provincial de Higiene, que tuvo lugar en el Teatro Cervantes.

Sala del Hospital Civil.
En su organización participan activamente higienistas malagueños como Juan Rosado, Francisco Rivera Valentín y los hermanos Antonio y Francisco de Linares Enríquez. También hay que destacar la presencia del prestigioso médico malagueño Luis Encina Candebat, que fue alcalde de Málaga, del que se publicó su ponencia sobre "Reformas higiénicas de la población".

Se trataba de un proyecto de bases para un reglamento de higiene municipal, donde trataba problemas acuciantes de la ciudad como abastecimiento de aguas, cementerios, matadero, escuelas,

Las principales conclusiones del encuentro dan prioridad a la necesidad de erradicar la propagación de enfermedades infecciosas y al abastecimiento de subsistencias.

Otros objetivos planteados en el congreso fueron la creación de un comité para la mejora del estado higiénico; la mejora de los servicios de desinfección, para lo que se crearán hospitales de aislamiento; la persecución de la venta de bebidas alcohólicas adulteradas o peligrosas; reducción del analfabetismo y erradicación de la mendicidad, así como el correccional para delincuentes jóvenes.