Mastodon Málaga y sus historias: esclavitud
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lunes, 20 de septiembre de 2021

El traficante de esclavos malagueño

 

Pedro Blanco Fernández de Trava, conocido como el Mongo de Gallinas fue un negrero o comerciante de esclavos español, el más importante del Imperio español en su época y "el más grande del mundo". Nacido en Málaga, en el barrio de El Perchel, de padre humilde, patrón de un falucho de cabotaje, que murió antes de su nacimiento y de madre repudiada por su rica familia de burócratas. Su tío materno, Fernando, capitán mercante en la ruta de las Antillas, le pagó un colegio y, posteriormente, al cumplir los diez años, los estudios en una escuela de Náutica de la capital malagueña. A los catorce años se vio obligado a huir de Málaga por haber dejado a su hermana, Rosa, embarazada.


Esclavos en Lomboko (Sierra Leona).

Se enroló como polizón y tras numerosos aventuras, hacia los 23 años, pasó a ser comerciante en barcos mercantes y, finalmente, traficante de esclavos, pirata, representante en Guinea de los intereses esclavistas cubanos y dueño de una factoría de esclavos.

En 1822, Pedro Blanco llegaba al estuario del río Gallinas (entre Sierra Leona y Liberia) convirtiendo el lugar en el mayor mercado de seres humanos y él en el mayor suministrador de esclavos de los negreros cubanos, brasileños y estadounidenses en plena era de la abolición. Amasó una fortuna y estableció transacciones comerciales con Madrid, Londres, París, Nueva Orleans y Martinica.

Las claves de su éxito residían tanto en su personalidad, una mezcla de aguda inteligencia y crueldad, como en sus métodos. La experiencia la halló en sus numerosos viajes; aprendió del criadero de esclavos de Reeves, en Recife (Brasil), y de los métodos del famoso negrero Cha Cha, en su etapa de empleado en Ouidah (Colonia portuguesa en Benin).

Era crucial no ser apresado por la Armada británica antitrata con sede en Freetown, capital de Sierra Leona, por lo que instaló un excelente sistema de vigilancia. En 1828 había conseguido ser el mayor traficante de esclavos de la costa africana y de sus barracones llegaron a salir seis mil esclavos por estación, fomentando sin piedad los conflictos tribales.

Tenía a su servicio ciento cincuenta marineros y doce contables y administrativos. En 1839, consciente de las mayores dificultades que comportaba la trata después del tratado entre España e Inglaterra de 1835, emigró a Cuba desde donde informaba al Gobierno español de las posibilidades de utilizar la isla de Fernando Poo y los territorios alrededor de Gallinas como colonias a la manera británica en Sierra Leona o la estadounidense en Liberia, con mano de obra negra forzada.

Por ello, el 30 de abril de 1843, el general Espartero le concedió el título de intendente de la Armada, anulado el 27 de febrero de 1844 por su participación, como hombre de paja de Julián Zulueta, en la “Conjura de los Negreros” contra el capitán general de la isla, Valdés, pero sobre todo, por un informe de éste sobre su escabrosa vida privada.

Su vuelta a Gallinas era ya muy difícil porque sus factorías negreras habían sido incendiadas por los británicos en 1840 y, su estancia en Cuba era imposible por el rechazo de la burguesía esclavista a la que el negrero ya no le servía. Blanco abandonó La Habana en 1845 y consta que después del segundo ataque a Gallinas en 1849, donde parece que aún poseía factorías, ya estaba residiendo en Génova, donde algunos biógrafos dicen que murió en 1852, aunque la mayoría sostiene que murió loco en Barcelona en 1854.

Su biografía fue novelada por el cubano Lino Novás Calvo, Blanco. El Negrero, vida novelada de Pedro Blanco Fernández de Trava, (Espasa Calpe 1933) y por el historiador, escritor y actor español Carlos Bardem en Mongo blanco (Plaza & Janés, Barcelona 2019 y en 2020 por el Fondo de Cultura Económica de México).


Bibliografía consultada: Pedro Blanco Fernández de Trava. Dolores García Cantús. Real Academia de la Historia.


viernes, 18 de junio de 2021

Los esclavos en Málaga

 

La esclavitud ha existido en todas las épocas y culturas, pero cuando se habla de ella en España mucha gente piensa en los esclavos de la antigüedad o en los negros del sur de los Estados Unidos durante la época de la guerra de Secesión.


Esclavos moriscos.


Repasando las efemérides malagueñas del siglo XVII encuentras una noticia fechada el día 24 de septiembre de 1690 que informa del entierro “en el Sagrario del cuerpo de Jaime Francisco, esclavo de D. Jaime Blanco, a quien mataron”. Una información que sirve de pretexto para conocer la existencia en Málaga de la esclavitud.


En el trabajo de Carmen Urbaneja Caffarena, técnico de Archivos y Bibliotecas en el Ayuntamiento de Málaga, titulado La esclavitud en Málaga en el siglo XVI se explica de forma pormenorizada la existencia, especialmente en el sur de España, de la esclavitud.


En 1568 se inicia la rebelión de los moriscos del reino de Granada que estuvo motivada, por un lado, por la explotación económica a que estaba sometida la población morisca por parte de los cristianos viejos. Por otra parte, por la Pragmática Sanción de 1567 que supuso una agudización de la imposición a los moriscos de la cultura cristiana a expensas de su propia cultura.


Como consecuencia se produce el levantamiento de las Alpujarras y la consiguiente deportación y esclavización de los moriscos sometidos. Estas esclavizaciones, produjeron un fuerte debate en las altas instancias políticas y eclesiásticas de la corona.


La esclavitud de guerra era una medida reservada a los infieles y los moriscos que eran, desde 1500, cristianos. Sin embargo, ya en marzo de 1569 el monarca decidió, tras consultar a teólogos, que la población morisca podía ser esclavizada al haber cometido un delito de “lesa magestad divina y humana”, es decir, haberse sublevado contra la corona y contra Dios, por tanto podían ser considerados apóstatas.


La única limitación fue la de establecer que lo niños menores de 10 años y medio y las niñas menores de 9 años y medio no podrían ser considerados esclavos, sino que pasarían a la administración de cristianos viejos para ser educados en la fe y cultura castellanas quedando libres de todo vínculo al cumplir los 20 años.


La intención básica de esta orden era la integración de la población morisca en la omunidad cristiana-vieja a través del adoctrinamiento religioso para, finalmente, adquirir la libertad jurídica que los convertiría en miembros de la sociedad civil. En el caso concreto de Málaga, como consecuencia del levantamiento de las Alpujarras, fueron capturados en Frigiliana 3.000 moriscos que fueron vendidos en Málaga como esclavos. La corona ordenó que los dueños de menores debían registrarlos, asegurándolos que se los cederían en administración hasta la edad límite de 20 años para los varones y 19 para las hembras. Quedaban obligados a mantenerlos y educarlos y, a cambio, podrían emplear su servicio hasta haber cumplido la edad en la que debían darle la libertad.