Mastodon Málaga y sus historias: moriscos
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martes, 25 de febrero de 2025

Los monfiés y la Sierra de las Nieves

 

Los monfíes fueron grupos de musulmanes andalusíes que, tras la caída del Reino de Granada en 1492, se refugiaron en las sierras y montañas de Andalucía, convirtiéndose en guerrilleros y bandidos. Eran, en su mayoría, moriscos rebeldes que resistieron la persecución y las conversiones forzadas impuestas por los Reyes Católicos y sus sucesores. Se dedicaban a atacar pueblos, asaltar caminos y hostigar a las autoridades cristianas.


Sierra de las Nieves.


La Sierra de las Nieves, fue uno de sus refugios principales, junto con otras zonas montañosas como la Alpujarra y la Serranía de Ronda. Gracias a su difícil orografía, los monfíes podían esconderse fácilmente, organizar emboscadas y resistir durante años. La resistencia morisca alcanzó su punto álgido con la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), que terminó con la derrota de los moriscos y su expulsión definitiva en 1609.

El significado de la palabra monfí -del árabe munfi- es el de desterrado o exiliado. Cierto es que los monfíes -moriscos rebeldes y huidos de sus habituales lugares de residencia- estaban desterrados por propia voluntad, en un principio, por una causa noble como era la resistencia frente a la injusticia (las Capitulaciones habían sido rotas de manera unilateral por los conquistadores) y la opresión. Sus cuadrillas se veían forzadas a asaltar y robar, es decir a delinquir, como único medio de subsistencia en las agrestes e inaccesibles sierras donde habían buscado refugio.

Cuentan las crónicas castellanas que en la Sierra de las Nieves capturaron a 14 monfíes, naturales de Casarabonela y Tolox, que se disponían a saltear los caminos del Campo de Gibraltar, tras haber asolado algunos pueblos de la Serranía de Ronda. Al fin y al cabo, los monfíes no eran más que delincuentes para unos; bandoleros con un romántico halo de justicieros para otros.


jueves, 11 de abril de 2024

Sublevación de los moriscos

 

El 20 de mayo de 1570 por orden de Juan de Austria salió de Antequera Antonio de Luna al frente de dos mil quinientos infantes y cincuenta caballos de las milicias antequeranas para marchar hacia Ronda y unirse las tropas que allí había y atacar los moriscos sublevados.


Reino de Granada.


Tradicionalmente la historiografía ha prestado una atención prioritaria a la guerra de las Alpujarras, restando importancia a otros conflictos del reino de Granada de trascendencia semejante, merecedores de un auténtico análisis global.

En el caso de la serranía rondeña, el colectivo morisco de estas tierras se sumaría al conflicto en la primavera de 1570, tras las fatídicas operaciones de Antonio de Luna. Después de una fase de negociaciones, la guerra, enarbolada por los moriscos más violentos enraizados en la sierra frente a los moriscos rurales reducidos, sería dirigida por Luis Ponce de León, duque de Arcos, hasta comienzos de 1571.

Durante estos meses la falta de medios con que emprender el conflicto por parte de los moriscos condicionó una auténtica guerra de guerrillas en la que el dominio y conocimiento del territorio fue el principal aliado morisco.

El conflicto terminó con la expulsión de los moriscos de sus tierras. Sin embargo, la continuidad de cuantiosos colectivos refugiados en la sierra condicionó su pervivencia en un acusado bandolerismo que coincide cronológicamente con la nueva etapa repobladora.

Por una parte, cuantiosos colectivos de moriscos empezaron a cobijarse en la intrincada orografía de la sierra para alimentar la efervescencia del bandolerismo, lo que dio lugar a batidas militares para reducirlos. Tras un sangriento primer año de hostilidades, el contexto mediterráneo minó la moral de las autoridades. Los contactos y auxilios del norte de África eran conocidos, pero a comienzos del 1570 se produjo la caída de Túnez

Entonces la guerra daría un vuelco intenso. Los ejércitos de Juan de Austria, el duque de Sessa y Antonio de Luna arremetieron con una ofensiva que consiguió vislumbrar los primeros destellos de una victoria. Las divisiones en el lado morisco afloraron de forma intensa y mientras los enfrentamientos, de mayor o menos importancia, se iban sucediendo, parecía que la guerra había tomado un partido claro. Pero, la primavera y el verano trajeron un nuevo panorama. Los nuevos contactos con Argel fueron paralelos a la apertura de nuevos focos en Vélez-Málaga, Sierra Bermeja y la Serranía de Ronda.

En este contexto la expulsión de los moriscos se iba planteando como la solución efectiva para acabar con el conflicto y, en esta fase final las tierras rondeñas se sumaron al conflicto. En la zona rondeña, la actuación de Antonio de Luna supuso el precedente más inmediato para la inauguración plena del esclavismo en la serranía, practicado por la población de cristianos viejos, grupos de bandoleros y soldados, que se mantendría a lo largo de los diez meses que duró el enfrentamiento, alimentando el mercado esclavista con dirección a Málaga y la baja Andalucía. En la zona malagueña ya había sido practicado con anterioridad, desde 1569, con una especial incidencia al colectivo infantil, como han estudiado varios autores.


Fuente documental: La rebelión de los moriscos de la Serranía de Ronda (1570): génesis, operaciones bélicas y dimensiones de un conflicto residual de la guerra de las Alpujarras, Miguel Soto Garrido. Centro Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Historia

viernes, 22 de septiembre de 2023

Las heroínas María Sagredo y Juana de Escalante

 

Las rebeliones moriscas que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XVI en Andalucía dejaron historias épicas que todavía se recuerdan. Entre ellas, en la comarca de la Sierra de las Nieves, destacan dos que tuvieron como protagonistas a dos mujeres. Ambos episodios se desarrollaron en los asedios de las las localidades de Alozaina e Istán.


Restos de la Torre de Escalante (Istán).


En el primer caso, fue un mes de julio de 1570 cuando un grupo de moriscos se sublevaron al mando de Lorenzo Alfaquí y El Yebali. Aprovecharon que en el pueblo de Alozaina apenas había hombres, ya que en esos primeros días del verano estaban segando trigo en los campos del entorno.

Cuando se percataron del ataque de los moriscos, los habitantes de la villa corrieron hacia el castillo para refugiarse. Fue ahí cuando las mujeres de Alozaina intervinieron de forma decisiva y tomaron las armas para repeler el asedio.

Entre todas ellas, destacó ell arrojo de María Sagredo, que al ver caído a su padre, se ensañó con especial dureza y mucha eficacia contra los sublevados.

Según relata el historiador Luis del Mármol Carvajal, «con la ballesta en las manos y el aljaba al lado subió al muro, y peleando como lo pudiera hacer un esforzado varón, defendió un portillo, y mató un moro, y hirió otros muchos de saeta, y hizo tanto ese día, que mereció que los del consejo de su majestad le hiciesen merced de unas haciendas de moriscos en Tolox para su casamiento».

Pero, dentro de este relato, lo más llamativo es que esta joven pechera (gentilicio de los habitantes de Alozaina) utilizó también colmenas para repeler el ataque de las tropas de El Yebali. Las abejas, según la leyenda, comenzaron a picar a los atacantes moriscos, que emprendieron la huida al grito de «malditas sean las moscas de tu tierra».

Este acto heroico e ingenioso se recuerda hoy en el escudo del propio pueblo. En él se puede ver cómo una imagen de una mujer arroja las mencionadas colmenas desde una torre a los moriscos. Además, en las calles del casco antiguo aún se mantiene una de las torres de la fortaleza, que lleva precisamente el nombre de María Sagredo.

Como ya se ha señalado, el caso de María Sagredo no es el único en la comarca de la Sierra de las Nieves. En la zona sur de esta comarca, en la villa de Istán también tuvo un protagonismo especial otra mujer, Juana de Escalante, que también da nombre al único vestigio del castillo medieval. Se trata de un torreón de origen nazarí, donde en enero de 1569, un año y medio antes que María Sagredo, esta joven de Istán hizo frente a una rebelión de moriscos.

Éstos, según las crónicas de la época, aprovecharon la ausencia del tío de Juana, Pedro de Escalante, para intentar tomar la fortaleza. Sin embargo, junto a su criada, pudo resistir lo justo hasta que llegaron tropas cristianas desde la ciudad de Marbella, que finalmente consiguieron sofocar el hostigamiento.


Fuente documental: Las heroínas de la Sierra de las Nieves. Javier Almellones. Diario Sur, 27 de abril 2019

viernes, 18 de junio de 2021

Los esclavos en Málaga

 

La esclavitud ha existido en todas las épocas y culturas, pero cuando se habla de ella en España mucha gente piensa en los esclavos de la antigüedad o en los negros del sur de los Estados Unidos durante la época de la guerra de Secesión.


Esclavos moriscos.


Repasando las efemérides malagueñas del siglo XVII encuentras una noticia fechada el día 24 de septiembre de 1690 que informa del entierro “en el Sagrario del cuerpo de Jaime Francisco, esclavo de D. Jaime Blanco, a quien mataron”. Una información que sirve de pretexto para conocer la existencia en Málaga de la esclavitud.


En el trabajo de Carmen Urbaneja Caffarena, técnico de Archivos y Bibliotecas en el Ayuntamiento de Málaga, titulado La esclavitud en Málaga en el siglo XVI se explica de forma pormenorizada la existencia, especialmente en el sur de España, de la esclavitud.


En 1568 se inicia la rebelión de los moriscos del reino de Granada que estuvo motivada, por un lado, por la explotación económica a que estaba sometida la población morisca por parte de los cristianos viejos. Por otra parte, por la Pragmática Sanción de 1567 que supuso una agudización de la imposición a los moriscos de la cultura cristiana a expensas de su propia cultura.


Como consecuencia se produce el levantamiento de las Alpujarras y la consiguiente deportación y esclavización de los moriscos sometidos. Estas esclavizaciones, produjeron un fuerte debate en las altas instancias políticas y eclesiásticas de la corona.


La esclavitud de guerra era una medida reservada a los infieles y los moriscos que eran, desde 1500, cristianos. Sin embargo, ya en marzo de 1569 el monarca decidió, tras consultar a teólogos, que la población morisca podía ser esclavizada al haber cometido un delito de “lesa magestad divina y humana”, es decir, haberse sublevado contra la corona y contra Dios, por tanto podían ser considerados apóstatas.


La única limitación fue la de establecer que lo niños menores de 10 años y medio y las niñas menores de 9 años y medio no podrían ser considerados esclavos, sino que pasarían a la administración de cristianos viejos para ser educados en la fe y cultura castellanas quedando libres de todo vínculo al cumplir los 20 años.


La intención básica de esta orden era la integración de la población morisca en la omunidad cristiana-vieja a través del adoctrinamiento religioso para, finalmente, adquirir la libertad jurídica que los convertiría en miembros de la sociedad civil. En el caso concreto de Málaga, como consecuencia del levantamiento de las Alpujarras, fueron capturados en Frigiliana 3.000 moriscos que fueron vendidos en Málaga como esclavos. La corona ordenó que los dueños de menores debían registrarlos, asegurándolos que se los cederían en administración hasta la edad límite de 20 años para los varones y 19 para las hembras. Quedaban obligados a mantenerlos y educarlos y, a cambio, podrían emplear su servicio hasta haber cumplido la edad en la que debían darle la libertad.