Mastodon Málaga y sus historias: submarino
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lunes, 28 de abril de 2025

El hundimiento de ‘El Delfín’

 

En ‘Calaceite’, Torrox, a poca profundidad, reposan los restos de ‘El Delfín’, un barco de vapor de larga historia marítima que fue hundido por los fascistas durante la Guerra Civil una semana antes de que tuviera lugar uno de los sucesos más trágicos de la misma, ‘La Desbandá’.


El Delfin.


El Delfín’ tuvo diversos usos. En los primeros meses de la guerra fue utilizado como barco prisión para después convertirse en uno de transporte y de avituallamiento. Conocido popularmente como ‘El barco del arroz’, transportaba víveres de toda índole ya que transportaba arroz, harina, bacalao en sus viajes hacia la Málaga asediada hasta que fue atacado y hundido en los días previos a masacre de civiles que huían de las tropas fascistas en la carretera Málaga-Almería.

El 18 de julio de 1936 sorprendió al Delfín en el puerto de Málaga junto a su compañero de flota J. J. Síster, quedando ambos como buques-prisión. En esta situación permaneció el Delfín en Málaga hasta el 31 de julio, en que desalojado de presos, se hizo a la mar para cubrir una línea regular que, partiendo de Málaga hacía escala en los puertos de Almería, Cartagena y Alicante y regresaba a Málaga haciendo el mismo itinerario en sentido inverso.

Al amanecer del día 30 de enero de 1937, cuando navegaba de Almería a Málaga, próximo a tierra, fue descubierto por un Heinkel He-59 de reconocimiento, perteneciente a la AS-88 de la base Atalayón (Melilla), que informó del avistamiento. De la base despegaron un He-59, al mando del teniente Kumpler, y dos He-60 de escolta.

Con una visibilidad espléndida localizaron al Delfín, al que intentaron atacar lanzándole un torpedo. El intento fue fallido al no salir el torpedo, y en un segundo intento el torpedo cayó al agua y se puso a girar en espiral.

El capitán del buque se percibió del ataque y puso proa a tierra para embarrancar el vapor. La tripulación ganó la costa en los botes salvavidas. Tras el fracaso del lanzamiento, los aviones regresaron a la base de Melilla.

Al alejarse los hidroaviones la tripulación regresó al Delfín para intentar reflotarlo con sus propios medios. A las 16.30 horas, con el buque todavía varado, aparecieron de nuevo los hidroaviones que dejaron caer algunas bombas que no lo alcanzaron, pero tras este segundo ataque la tripulación abandonó de nuevo el barco y una vez en tierra se negaron a regresar a bordo.

Mientras tanto en Málaga se realizaban gestiones ante los responsables del Sindicato de Transportes Marítimos, el capitán del dique flotante y la delegación de Trasmediterránea, para recabar auxilio del guardacostas Xauen destacado en Málaga, y de un pesquero con potencia para que hicieran las veces de remolcador y sacar de varada al Delfín. Las gestiones no tuvieron éxito, debido a que las averías que sufría el Xauen, causadas por un ataque aéreo reciente, lo tenían inmovilizado en el puerto.

Durante la noche del 31 de enero un submarino lanzó dos torpedos contra el Delfín, varado y sin dotación. El autor del torpedeamiento era el submarino italiano Ciro Menotti, al mando del capitán de corbeta Vittorio Moccagatta.

Este submarino había salido de la base de Cagliari (Cerdeña) el 23 de enero. Se dirigió a la costa sur de la Península Ibérica sin avistar ningún buque durante los primeros días de acecho. A primeras horas del día 31 de enero según fuentes del submarino atacante, "avistó sobre la costa un buque navegando, con las luces apagadas, a la altura del faro de Torrox. Alistó los tubos y lanzó dos torpedos.

Uno de ellos hizo blanco hundiendo al buque, que al apoyarse en el fondo, dejó las superestructuras fuera del agua". Lo cierto es que el Ciro Menotti había torpedeado de noche a un buque que llevaba veinticuatro horas embarrancado.

El 2 de febrero, la escuadrilla de hidros de la AS-88 de Melilla realizó un último ataque al Delfín; desde 1.000 metros de altura el avión del teniente Klumper lanzó dos bombas de 250 kilos, con espoleta retardada, una de las cuales alcanzó al vapor en el centro.

El hundimiento causó un abundante vertido de aceite que dio a la playa el nombre que todavía conserva, Calaceite, y el buque quedó reposando sobre un costado en el fondo arenoso, donde su pecio hace ahora las delicias de submarinistas al estar muy asequible y a poca profundidad.


lunes, 14 de febrero de 2022

El submarino hundido por los nazis

 

El Submarino C-3 fue un buque de la Clase C de la Armada Española construido en los astilleros de Cartagena (Murcia). Participó en la Guerra Civil en el bando republicano y fue hundido por el submarino alemán U-34 comandado por Harald Grosse, frente a las costas de El Palo.


Submarino C3.


Al comienzo de la Guerra Civil el submarino se encontraba en el puerto de Cartagena, base a la que pertenecía. Su comandante era el capitán de corbeta Salas Pinto. El 18 de julio de 1936, en cumplimiento a la orden recibida del ministro de Marina, salió de Cartagena junto con los submarinos B-6, Isaac Peral, C-4 y C-6 rumbo al Estrecho, al mando del jefe de Flotilla, capitán de fragata Francisco Guimerá Bosch, con la misión de interceptar el paso de las tropas sublevadas desde el norte de África hacia la Península, situándose frente a las costas andaluzas.

El día 20 de julio entró en el puerto de Málaga junto con el resto de la flotilla, donde el capitán de fragata Guimerá, el comandante y segundo comandante del C-3, al igual que el resto de los mandos de la flotilla, a excepción del comandante del C-1, capitán de corbeta Lara, fueron relevados del mando y trasladados al buque prisión Monte Toro por considerarles simpatizantes con los sublevados.

En la mañana del día 21 salió a la mar con la orden de localizar y proteger al petrolero Ophir hasta su llegada a Tánger, misión que efectúa en compañía del submarino B-6. El día 27 todos los destructores y submarinos son destacados a las proximidades de Cádiz para interceptar a un supuesto convoy, hasta que se comprueba que todo se debía a una información falsa. Poco después el C-2, el C-3 y el C-6 reciben la orden de situarse en línea circular frente al puerto de Ceuta para evitar la entrada del crucero Almirante Cervera, que había zarpado de El Ferrol rumbo al Estrecho.

El 1 de agosto, en el puerto de Málaga recibió del C-4 toda la munición antiaérea y torpedos, así como distintos repuestos de giroscópica, antes de que éste saliera rumbo a Cartagena al objeto de realizar pequeñas reparaciones. El día 15 partió hacia el Cantábrico al mando del alférez de navío Arbona, junto con el C-6, regresando a Cartagena por averías. Zarpó de nuevo hacia el Cantábrico el 25 de agosto ya que el gobierno de la República había creído que la presencia allí de la escuadra sería más decisiva. Más tarde se le uniría el C-6. Su misión era intentar localizar y hundir al acorazado España y al crucero Almirante Cervera, que operaban por aquellas aguas. Asimismo y para aprovechar el viaje, se les embarcó abundante armamento portátil y munición con destino a las tropas que operaban en Bilbao.

El 2 de octubre de 1936 regresó el C-3 a la zona del Mediterráneo, entrando en Málaga el día 8. El 12 de diciembre navegaba a las 14,00 horas en superficie a 4 millas al sudeste de La Farola de Málaga. En la torreta se encontraba el comandante Arbona y el capitán de la Marina Mercante Agustín García Viñas, adscrito a la Armada como oficial de derrota del submarino. En la cubierta hacia popa se hallaban los marineros Isidoro de la Orden Ibáñez y Asensio Lidón Jiménez, que vaciaban los restos de la comida diaria.

A unas dos millas del C-3, más próximo a la costa, se encontraba el guardacostas Xauen relevando a la lancha I-4 en sus labores de vigilancia. Aproximadamente a igual distancia, estaban faenando los pesqueros Joven Antonio y Joven Amalia.

A las 14,19 horas el C-3 se inclinó de proa y ligeramente caído a estribor. Una llamarada y una nube de humo blanco habían precedido al hecho. De forma casi instantánea, el submarino se hundió dejando a flote tan sólo al capitán García Viñas y a los marineros De la Orden y Lidón. Tan rápido fue el hundimiento que ningún otro hombre pudo salir y sus 37 tripulantes murieron frente a las costas de El Palo donde sus restos reposan todavía hoy a 70 metros de profundidad.

En 1997, el abogado malagueño Antonio Checa descubrió los restos de un naufragio, del que intuyó pudiera tratarse del C-3. Después de varias inmersiones con un vehículo dirigido en modo remoto y dotado con una cámara de video, se obtuvieron las primeras imágenes. La mala visibilidad de la zona y el estado en que se encontraban los restos impidieron la identificación del buque.

En octubre de 1998, la Armada Española destacó al buque de salvamento Mar Rojo con un equipo de buceadores de la Armada que, por fin, consiguieron identificar los restos como pertenecientes al C-3. La Asociación de Familiares de las Víctimas del C3, con sede en Cartagena, de donde procedía el 90 por ciento de los fallecidos en el ataque del submarino nazi, se creó en el 2002 con la intención de recuperar los cuerpos, darles sepultura y reflotar el pecio, una cuestión que, pese a los reiterados intentos, aún no se ha conseguido.

martes, 19 de febrero de 2019

El célebre comandante Cousteau llega a Málaga

A bordo del buque 'Calypso' llega al puerto de Málaga el día 17 de septiembre de 1963 el célebre comandante Jacques-Yves Cousteau, director del Museo Oceanográfico de Mónaco y presidente de la Confederación Mundial Submarina.

Jacques-Yves Cousteau.
El objetivo de su viaje es el de explorar el mar de Alborán, para lo que utilizó uno de sus inventos más conocidos, el platillo submarino, de navegación autónoma merced a su central hidráulica y dotado de cámaras de cine para filmar los fondos submarinos.

Cousteau fue capaz de llevar a los hogares los misterios y las maravillas del mundo submarino, y fue uno de los pioneros en la defensa de las causas ecologistas. Sus trabajos en la exploración, divulgación y conservación de las maravillas del mundo subacuático le valieron tanto incontables galardones como el reconocimiento internacional.