Mastodon Málaga y sus historias: venta ambulante
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lunes, 8 de enero de 2024

La figura del quincallero

 

Una de las figuras populares que han desaparecido de las calles de Málaga, ha sido la del quincallero, que era un vendedor ambulante con material para la costura. Era habitual que cuando llegaba el quincallero y pregonaba su mercancía diciendo ¡barato, barato!, las mujeres y los niños salían y se arremolinaban a su alrededor.


Quincallero en las calles de Málaga. Archivo: Unicaja.


Algunos de estos vendedores se transportaban en una moto pequeña, a la que se adosaba un cajón con muchos departamentos donde trasportaba sus mercancías. Le compraban colonia, brillantina, bobinas de hilo y los encargos. A veces le pagaban con habas, alcachofas o huevos, el trueque (o intercambio) como forma de pago que ha subsistido hasta hace poco tiempo.

Para poner de relieve la importancia de alguno se estos personajes en su entorno social, se puede añadir que, según publicaba el colaborador de la revista El Observador, Dela Uvedoble, «en el barrio de la Trinidad se recibía junio con alegría, no era para menos trayendo su fiesta; la llamaban Corpus chiquito aquellos que solo tenían grande las ganas de salir palante con poco más que salero. En mayo se encalaban fachadas y patios poniendo cada uno sus perrillas pá la cal y se arreglaban las macetas. La mañana del domingo onomástico amanecían las calles limpias, baldeadas la víspera. Eugenio, el quincallero, era el encargado de levantar un altar al principio de la calle, también orientaba a las vecinas en el adorno de los patios. Por ser sarasa tenía un gusto exquisito».

El mismo autor señalaba que «el momento álgido era por la tarde cuando procesionaba la virgen, antes se despejaba la calle para que cupiese el trono. El quincallero recogía sus preciosos jarrones de calamina y las ricas telas prestadas para el altar, no fueran a desgraciarse; las colchas volverían ventiladas al baúl revestido de lata coloreada».

Hasta el Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz, en 1810, se hace referencia al quincallero, ya que el diputado José Manuel Freyre Castrillón era conocido con el sobrenombre del quincallero porque su padre tenía un negocio de este género.

martes, 7 de noviembre de 2023

«Al rico coqui...»

 

Hace algunas semanas llamó mi atención en la cuenta de X (antes Twitter) de ¿Dónde estabas Málaga? una publicación referida a los coquis, donde el autor de la información señalaba que se trataba de «un barquillo y merengue, con aspecto de cucurucho de helado, pero que no es frío, y que se solía vender de forma ambulante por las calles de Málaga, insertados sobre una bandeja de corcho». Un producto que permanece en la memoria de muchos malagueños, pero sobre el que no existe casi documentación.


Vendedor de coquis.


Rebuscando en distintos archivos, el término coqui se refiere a un cucurucho de barquillo que se vendían rellenos con clara de huevo montada colorada en suaves tonos pasteles. Palabra ya en desuso por haber desaparecido este sucedáneo de helado y que posiblemente tiene su raíz en la inglesa "cookie" (galleta).

En el Diccionario Digital Malagueño-Español se recoge el término pirigüigüidefinido como un cucurucho con merengue o canela, también conocido como “el Rico Coqui”. En esa misma publicación se recoge que el rico Coqui, era y es uno de los dulces de Semana Santa preferidos por los niños.

Sí se sabe, y los más mayores del lugar lo recordarán, que los vendedores del coqui, que tenían carácter ambulante, iban pregonando por las calles su mercancía, gritando «Al rico coqui…», «guenisimooo. To lo que diga es poco », «pa chuparse los dedos».

En el diario La Opinión de Málaga se recoge un texto de marzo de 2011, firmado por Ález Meléndez, que dice textualmente: «Al rico coqui», pregonaba por los callejones del Perchel un vendedor con una bandeja de barquillos coronados por una seudoespuma de poliuretano rosa azucarada, con una cucharita de plástico incrustada como un dardo en un corcho a modo de adorno más que de utensilio para facilitar su consumo; en el primer bocado se venía contigo el cartón rosa sin tú quererlo, y mi abuela me decía: «Ya te lo has comío, chiquillo... ¡Saboréalo!».

Según algunas fuentes el popular dulce fue finalmente prohibido por las autoridades sanitarias debido al peligro que podía suponer el mal estado de conservación de sus componentes. También está comprobado que el coqui no era un dulce exclusivamente malagueño, ya que hay datos de su consumo, al menos, también en Sevilla y Huelva.

Hay que suponer que el hecho de que la mascota de la promoción de los productos malagueños Sabor a Málaga se llame Coqui, tiene relación con el referido dulce, ya que en los años de su venta los niños no tenían más chucherías que el coqui.

La fotografía que ilustra la información, según la citada cuenta de ¿Dónde estabas, Málaga?, habría sido captada en la calle Pizarro del barrio de la Trinidad en noviembre de 1975 y la imagen pertenece a la colección de Francisco del Barrio Arenaza.