En marzo de 2008, gracias a los trabajos arqueológicos realizados
bajo los cimientos del antiguo cine Astoria. las excavaciones,
a unos dos metros de profundidad, sacaron a la luz los restos del
antiguo Hospital de Santa Ana, construido en el primer decenio
del siglo XVI.
Su transcurrir
histórico abarca casi cuatro siglos, y se ubicaba delante de la
Puerta de Granada, en los arrabales de la ciudad, en el
emplazamiento ya descrito. En sus orígenes fue un mesón-albergue
perteneciente a Iñigo García Fernández de Manrique
descendiente de los condes de Frigiliana y de los
duques de Fernán Núñez.
Este
mesón-hospedería albergaba a los moros que venían del reino de
Granada y de las Alpujarra. Sin embargo, tras la toma
de Granada el 2 de enero 1492, ya no tenía sentido esta
hospedería y se dejó en desuso. En 1493 dos
ermitaños, Pedro Pecador y Álvaro Alvarado, que luego
ingresaron en la Orden de San Juan de Dios, vinieron a Málaga
y solicitaron un permiso para erigir un hospital con el
fin de asistir a los enfermos con ‘dolencias vergonzosas’, es
decir, de transmisión sexual.
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Patio del desaparecido Hospital de Santa Ana. |
La ciudad de Málaga
aprobó dicha solicitud y la ubicación del hospital estaría a las
afuera de la ciudad, en el arrabal que luego se llamaría de La
Merced, donde estaba instaurado el ya
citado mesón inhabilitado.
Aunque en sus
orígenes estuvo destinado a la curación de enfermos de sífilis,
sin embargo, en momentos críticos en los que la ciudad se veía
amenazada por otras epidemias, como fue el caso de la peste, se
utilizó también este centro para albergar a los apestados.
Hay que resaltar que
la administración de la institución se vio gravemente afectada por
las disputas sobre su propiedad. La admisión de los enfermos
requería el cumplimiento de una serie de premisas con normas
sanitarias especiales aplicadas a estos, la autorización de los
diputados del cabildo y del representante del conde de Frigiliana,
junto con el beneplácito del médico, del cirujano y del
administrador. Otros requisitos eran la prioridad de los más pobres,
de los vecinos de Málaga y de los enfermos menos infectados,
ya que su curación requería menor tiempo y de esa manera se evitaba
que la enfermedad se incrementara poniendo en peligro al resto de la población.
La asistencia médica
era totalmente gratuita, a excepción de los religiosos cuya estancia
pagaba la orden, menos los franciscanos que estaban exentos del pago;
por los esclavos pagaban sus dueños y el costo era de diez ducados.
El Hospital de
Santa Ana o más vulgarmente conocido como el hospital de las
buba o del mal gálico, tuvo un origen muy justificado, fueron muchos
los enfermos que en aquella época se acogieron allí con su
incurable y contagioso mal.
Tuvo una
organización y una administración incipientes que no llegaron a
alcanzar un desarrollo destacable, su sustento fueron las donaciones
y las limosnas, y con estos medios permitió a muchas personas pasar
sus últimos momentos de vida de la mejor manera posible.
Al disminuir las
rentas de este hospital, sus enfermos fueron trasladados al de San
Juan de Dios, quedando abandonados los religiosos que los
atendían en Santa Ana. La capilla quedó bastantes años más
abierta al público, y todavía en los años de 1866 a 1869, se
seguían practicando ejercicios piadosos. Posteriormente los planes
urbanísticos condujeron a su demolición.
Fuente
documental: Instituciones benéfico-sanitarias en la Málaga
de fines del siglo XVII: el Hospital de Santa Ana. Antonio
Jesús Jiménez Sánchez. Universidad de Málaga.