Mastodon Málaga y sus historias

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martes, 21 de mayo de 2024

El periodista que murió en la indigencia

 

El escritor y periodista Manuel Martínez Barrionuevo nació en Torrox, el 23 de julio de 1857 y falleció en Madrid, 5 de enero de 1917. A pesar de su prolífica obra murió en la pobreza.


Manuel Martínez Barrionuevo.


Manuel Martínez Barrionuevo, de modestísima familia, hasta los quince años fue aprendiz en distintos oficios, entre ellos el de pastelero, ebanista, tipógrafo y herrero. Su verdadera vocación era sin embargo la literatura. Publicó sus primeros trabajos (artículos y poemas) en la prensa local de Málaga, y entró como redactor en varios diarios de vida efímera.

En 1885 se trasladó a Madrid, mereciendo la protección de Gaspar Núñez de Arce, quien lo colocó en el diario El Progreso;también escribió en Bandera Liberal y Diario Mercantil.

Ocho años después marchó a Barcelona. Entre 1905 y 1917 viajó por toda España, sin lograr nada más que malvivir con el producto de su pluma incansable, pues fue escritor muy fecundo. Cultivó la lírica, el teatro, la narración corta y la novela. Bastantes de sus narraciones están ambientadas en Andalucía. Poseyó un buen estilo, pero no tuvo la suerte de conocer un éxito definitivo que le consagrara. A partir de los 90 del siglo pasado abandonó la "buena literatura"e ingresó en las filas de la novela por entregas de tendencia moral, dualista y católica, con lo que tampoco logró salir de la pobreza ya que murió casi en la miseria.

lunes, 20 de mayo de 2024

El Hospital de Santa Ana

 

En marzo de 2008, gracias a los trabajos arqueológicos realizados bajo los cimientos del antiguo cine Astoria. las excavaciones, a unos dos metros de profundidad, sacaron a la luz los restos del antiguo Hospital de Santa Ana, construido en el primer decenio del siglo XVI.

Su transcurrir histórico abarca casi cuatro siglos, y se ubicaba delante de la Puerta de Granada, en los arrabales de la ciudad, en el emplazamiento ya descrito. En sus orígenes fue un mesón-albergue perteneciente a Iñigo García Fernández de Manrique descendiente de los condes de Frigiliana y de los duques de Fernán Núñez.

Este mesón-hospedería albergaba a los moros que venían del reino de Granada y de las Alpujarra. Sin embargo, tras la toma de Granada el 2 de enero 1492, ya no tenía sentido esta hospedería y se dejó en desuso. En 1493 dos ermitaños, Pedro Pecador y Álvaro Alvarado, que luego ingresaron en la Orden de San Juan de Dios, vinieron a Málaga y solicitaron un permiso para erigir un hospital con el fin de asistir a los enfermos con ‘dolencias vergonzosas’, es decir, de transmisión sexual.


Patio del desaparecido Hospital de Santa Ana.


La ciudad de Málaga aprobó dicha solicitud y la ubicación del hospital estaría a las afuera de la ciudad, en el arrabal que luego se llamaría de La Merced, donde estaba instaurado el ya citado mesón inhabilitado.

Aunque en sus orígenes estuvo destinado a la curación de enfermos de sífilis, sin embargo, en momentos críticos en los que la ciudad se veía amenazada por otras epidemias, como fue el caso de la peste, se utilizó también este centro para albergar a los apestados.

Hay que resaltar que la administración de la institución se vio gravemente afectada por las disputas sobre su propiedad. La admisión de los enfermos requería el cumplimiento de una serie de premisas con normas sanitarias especiales aplicadas a estos, la autorización de los diputados del cabildo y del representante del conde de Frigiliana, junto con el beneplácito del médico, del cirujano y del administrador. Otros requisitos eran la prioridad de los más pobres, de los vecinos de Málaga y de los enfermos menos infectados, ya que su curación requería menor tiempo y de esa manera se evitaba que la enfermedad se incrementara poniendo en peligro al resto de la población.

La asistencia médica era totalmente gratuita, a excepción de los religiosos cuya estancia pagaba la orden, menos los franciscanos que estaban exentos del pago; por los esclavos pagaban sus dueños y el costo era de diez ducados.

El Hospital de Santa Ana o más vulgarmente conocido como el hospital de las buba o del mal gálico, tuvo un origen muy justificado, fueron muchos los enfermos que en aquella época se acogieron allí con su incurable y contagioso mal.

Tuvo una organización y una administración incipientes que no llegaron a alcanzar un desarrollo destacable, su sustento fueron las donaciones y las limosnas, y con estos medios permitió a muchas personas pasar sus últimos momentos de vida de la mejor manera posible.

Al disminuir las rentas de este hospital, sus enfermos fueron trasladados al de San Juan de Dios, quedando abandonados los religiosos que los atendían en Santa Ana. La capilla quedó bastantes años más abierta al público, y todavía en los años de 1866 a 1869, se seguían practicando ejercicios piadosos. Posteriormente los planes urbanísticos condujeron a su demolición.


Fuente documental: Instituciones benéfico-sanitarias en la Málaga de fines del siglo XVII: el Hospital de Santa Ana. Antonio Jesús Jiménez Sánchez. Universidad de Málaga.