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La Alameda de Málaga en 1929. |
El documento, además
de las propuestas urbanísticas para el óptimo desarrollo de la ciudad, incluye
un detallado informe sobre el problema de hacinamiento que padecía la
población.
La densidad media era de 302 habitantes por hectárea,
llegando el distrito del Carmen a
663, cuando lo recomendado estaba en 200. Existen casas de vecinos que albergan
hasta cien familias, con habitaciones de 7 metros cuadrados ocupadas por seis
personas.
Los únicos espacios libres de la ciudad son las plazas de la
Constitución y de la Merced. Tal situación justifica el
proyecto de ensanche de la ciudad, muchas de cuyas propuestas son más tarde
desarrolladas por el Ayuntamiento,
como la conexión del Parque y la Alameda, nuevas rondas de circulación,
etcétera, mientras otras son ignoradas, como la prolongación de la calle Larios hasta la zona del Ejido o la prolongación del parque
hasta el mar, ocupando las chozas de La
Malagueta.
Hay que añadir que el Ensanche
de Heredia fue el único ensanche propiamente dicho de la ciudad que, a diferencia
de otros ensanches de poblaciones españolas, el de Málaga no siguió las pautas marcadas por Ildefonso Cerdá en el Ensanche
de Barcelona, sino que se trató de la ocupación del terreno con un trazado
ortogonal, más próximo a los principios del urbanismo de la Ilustración.
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