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Portada de El Regional del 10 de enero de 1918. |
Ante la voluntad del alcalde Salvador González Anaya para dar una solución, éste es destituido
por la presión de los grupos con intereses económicos. El día 14 tienen lugar
nuevas manifestaciones.
Un grupo accede a la estación apoderándose de 40 bultos de
pescado, y en los muelles se incautaron de patatas. Al día siguiente se produce
una nueva manifestación más numerosa y agresiva ante el sitio de la ciudad por
parte de la fuerza pública. No hay intención negociadora.
En el transcurso de
la protesta, un teniente de la guardia civil muere al ser arrastrado por su
caballo. La tensión crece hasta que la fuerza armada hace fuego en varias
ocasiones registrándose cuatro muertos, dos de los cuales son mujeres, y
catorce heridos graves.
Se culpó a las autoridades, respaldadas por la oligarquía
local, de querer solucionar el hambre a balazos. El 16 se inicia una huelga
general que se prolonga cinco días. Esa misma jornada se produce una
manifestación de doce mil personas para rendir homenaje a las víctimas.
La historiadora Raquel
Zugasti ha investigado este episodio, casi desconocido pese a su
singularidad. "Sin llegar a ser un movimiento feminista, porque lo que se
pide es que bajen los precios de las subsistencias, sí es un movimiento
femenino en el que las mujeres ocuparon el espacio público", explicaba Zugasti
en una charla organizada por el Ateneo
Libertario El Acebuche. La investigadora analizó los acontecimientos a
partir del seguimiento que hizo la prensa.
Por ejemplo, en el diario “El Popular” se podía leer, "Las
más animosas y valientes reanimaban a las de espíritu más femenino, con voces y
frases por el estilo: ¡Hay que hacer lo que no hacen los hombres! ¡No se puede
vivir! ¡Hay hambre en nuestras casas! ¡Pan y trabajo o de lo contrario veremos
lo que ocurre!".
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