Rafaela Rosse Ordóñez fue una pintora malagueña del siglo XIX. Nació en 1821, en el seno de una familia adinerada. Su padre fue Enrique Roose Warush y su madre Maria Victoria Ordóñez Viana. La familia era la propietaria de La Cónsula, una villa de recreo que fue vendida posteriormente a Enrique Heredia.
Se casó el 27 de julio de 1842 con Manuel Sánchez de Quirós Hinojosa, un conocido comerciante. A la muerte de éste en 1860, tuvo el privilegio de ser enterrado en la capilla del Pilar de la Catedral. Tanto Enrique Roose como Rafaela se habían dedicado a restaurar y mantener la capilla a partir de 1861. Una vez falleció Enrique Roose, Rafaela se encargó de restaurar los altares colaterales, el pavimento de mármol y decoró las paredes de la capilla con 11 cuadros de la artista como donación a la catedral.
No se sabe dónde aprendió su arte, pero la malagueña Rafaela Roose dejó muestras de una depurada técnica académica y tradicionalista. Controlaba las claves de la pintura, probablemente adquiridas en clases particulares, y se inspiraba en Murillo para sus lienzos de gran tamaño y temática religiosa. Algunos expertos afirman que representa la permanencia del murillismo en Málaga hasta 1880, fecha en la que terminó su última obra conocida.
Rafaela expresaba su devoción mariana, en especial a los Siete Dolores de la Virgen, como refleja en su testamento, donde pedía que tras su muerte, en la misa por su alma, no se presentara su cuerpo, sino una bayeta negra en el suelo y un crucifijo alumbrado con siete cirios.
La artista además sentía devoción por su esposo, al cual no sólo le procuró una sepultura en la Catedral, sino que le dedicó diversas oraciones que acompañan las obras de la capilla catedralicia. La labor de la pintora por la Catedral fue recompensada por el cabildo quien le concedió el privilegio de contar con un asiento en la valla del coro y además, le permitío hacer una inscripción en una de las columnas de la capilla, que reza "La restauración de esta Capilla y su bóveda, se han hecho en memoria del Señor Don Manuel Sanchez de Quirós e Hinojosa, por su viuda."
Esta capilla contó con misas en días festivos y algunos días no festivos gracias a la familia Roose, mantenida primero por Enrique Roose, luego por Rafaela y más tarde porsu hermana Victoria Roose, quien se encargó de recoger en su testamento que sus descendientes se encargaran de la capilla.
Por su parte Rafaela erigió un mausoleo familiar en el cementerio malagueño de San Rafael, para el cual destinó 100 reales, donde pidió que los restos de su marido pasaran al mausoleo una vez ella falleciera.
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